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Los cazadores de Cantalapiedra se despiden hasta la próxima temporada
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CAZA CON GALGOS

Los cazadores de Cantalapiedra se despiden hasta la próxima temporada

Actualizado 26/01/2015
Redacción / Victorino García Calderón

La liebre con galgos es una de las prácticas que mayor pasión despierta una vez descubierta , "y si se va, que se vaya"

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[Img #212288][Img #212291]Concluye el tiempo hábil de caza con galgos y caza con escopeta en Cantalapiedra. Los cazadores de la villa se han despedido por este año de la de la afición que les une en estas jornadas de ocio deportivo.

Los escopeteros y galgueros del Club Calabrés de Cantalapiedra y los del Club Cañipón han vivido este fin de semana las últimas jornadas de la temporada de caza 2014-2015. Tanto el sábado, como el domingo acompañó el buen tiempo marcado por el intenso frio del invierno y que el fuerte sol mitigó con intensidad.

La caza con galgos es hoy una modalidad en la que lo menos importante es la muerte de la liebre. Lo que más gusta a quienes acuden cada jueves, sábado o domingo a disfrutar de ella, es la competición entre los dos lebreles que sueltan una vez que han encontrado la liebre encamada.

En cada jornada de caza, los galgueros se unen en cuadrillas y van a una zona determinada del acotado. Se colocan en lo que llaman la mano y se disponen a peinar la llanura en busca de las hábiles, astutas y rápidas liebres. Normalmente son hombres adultos, aunque también va alguna mujer o algún niño, que caminan durante un tiempo indeterminado en sigilosa marcha, aunque en ese silencioso paseo no faltan algunos comentarios propios de esta apreciada actividad.


Cuando salta la liebre[Img #212289]


El caminar se detiene cuando dan con una liebre, que suele estar encamada, es decir camuflada en algún pequeño agujero que ella misma ha localizado o habilitado en el terreno. En ese momento ya ha saltado la emoción, pues comienza lo más esperado. El traillero da la ventaja necesaria a la rabona y suelta los lebreles para que corran tras ella.

Ambos en paralelo, los galgos recorren el terreno siguiendo el paso de la habilidosa liebre. Quiebros, curvas y otra serie de maniobras son admiradas y valoradas con sabiduría por quienes tantas jornadas de caza han compartido. "Y si se va, que se vaya", dicen los galgueros, porque lo importante no es cazar la liebre sino disfrutar de aquel espectáculo que es el ver a esos dos perros que la persiguen ligeramente.

Dicen los entendidos que si un galguero quiere comprobar si su can es bueno, tiene que vérselas con una liebre de Cantalapiedra.

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