Parece un bonito proyecto el que nos presentan. Entiendo que se nos propone renacer cada año a nosotros mismos y a la vida familiar intensa y extensa.
Sentirse estancado, agobiado y sobrepasado son sentimientos que se escuchan a menudo a ciertas edades. Analizar el mundo global o nacional distrae de la esencia de uno mismo, es tal el entramado montado alrededor de unos pocos que parece una película de ciencia ficción tipo los juegos del hambre, formamos parte de un montaje artificial a expensas de la vida y la naturaleza.
Cuando siento con mis hijas o con los chicos de Santiago Uno me doy cuenta que la vida es otra cosa. El cansancio y hasta muchos dolores físicos vienen de los excesos materiales y las deficiencias afectivas. También los desajustes sociales, la delincuencia y los trastornos mentales, son reflejo del tiempo que no pasamos queriéndonos bien.
Buscamos alternativas a lo natural, a lo simple, nos movemos eléctricamente, pedaleamos en estático y soñamos electrónicamente.
Se pretende y se ha conseguido en parte globalizar los sueños, se cuantifica la felicidad sin saber definirla o expresarla. Desde la escuela o las terapias intentamos vender a los más jóvenes unos productos adulterados que no compran o que no les llegan a alimentar espiritualmente.
Me doy cuenta que no podemos pasar la vida echando la culpa a los demás, somos soberanos de nuestra propia existencia y por lo tanto respondemos de ella.
La respuesta es individual desde la más tierna infancia, debemos entablar algunas conversaciones con nosotros mismos para saber qué necesitamos realmente y qué necesitan los que se cruzan en nuestro camino.
Por eso me parece una espectacular propuesta la Navidad, una Navidad con los ojos abiertos porque si no es más fácil pero menos emocionante. Desde dentro hacia afuera proyectándonos hacia los demás con paciencia y esperanza. Por qué no va a suceder el milagro de encontrarnos en medio de la niebla y disfrutarnos. Me estoy agotando con las urgencias y quiero luchar descansado por un encuentro conmigo mismo que me libere y me acerque amablemente a los que me importan.
Estos días espero dejarme sorprender, por el cariño, la ilusión, los sueños y las aventuras de cada día de los míos y de los más desposeídos.
Voy a intentar seguirle el juego a la Navidad, ya os contaré.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.