Este domingo se ha iniciado el Año dedicado a la Vida Consagrada, convocado por el Papa Francisco
"La consagración religiosa es una de las hermosas vocaciones que Dios regala a su Iglesia y la vivimos con gratitud e inmensa alegría. Todas son necesarias y complementarias, pero según la frase paulina, la religiosa conlleva el corazón indiviso centrado solo en Dios, y por eso, cerca también de los hermanos". Es el testimonio de Sor Eugenia Maeso, monja contemplativa de clausura, que describe la Vida Congrasada en la Iglesia, coincidiendo con el inicio del Año convocado por el Papa Francisco.
"He de decir que no realizamos las obras de un apostolado activo, pero sí hacemos nuestras las alegrías y los problemas de todos los hombres, los sumergimos cada día en la alabanza y los llevamos al sagrario para que Dios los solucione según sus designios de amor", añade.
Con el lema Evangelio, Profecía y Esperanza, se invita a celebrar el Año de la Vida Consagrada 2015, convocado por el Papa Francisco. Por invitación del Santo Padre, este domingo se ha iniciado un tiempo de gracia para la Iglesia como un Año dedicado a la Vida Consagrada, que extenderá hasta el día 2 de febrero de 2016.
La convocatoria para este tiempo especial fue hecha por el Santo Padre en noviembre de 2013 durante un encuentro que sostuvo con los Superiores de los Institutos de Vida Consagrada. Una propuesta que acogió la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica proponiendo el 2015 como su año. Una celebración cuyos objetivos son dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada y especialmente por los cincuenta años de renovación de la misma según las enseñanzas del Concilio; abrazar el futuro con esperanza, confiados en el Señor, al cual los consagrados ofrecen toda su vida; y vivir el presente con pasión, evangelizando la propia vocación y testimoniando al mundo la belleza del seguimiento de Cristo en las múltiples formas en las cuales se expresa la vida consagrada.