El pasado domingo el equipo viajó a Palencia y su jefe de prensa explica las sensaciones y como viven los jugadores una jornada de fútbol
El pasado domingo la primera plantilla se desplazaba hasta Becerril de Campos, una pequeña localidad situada 15 kilómetros al noroeste de Palencia.
Se trataba de un viaje peculiar, ya que el desplazamiento no era excesivamente largo, sin embargo, la hora del partido (16.15) hizo que desde el Club se prefiriera salir antes para comer de camino y respetar así los tiempos de digestión.
A las 09.48, con tres minutos de retraso sobre el horario previsto, se ponía en marcha el autobús para buscar la autovía de Valladolid. El cuerpo técnico y los directivos ocupaban los asientos delanteros, mientras que la mayoría de los jugadores optaban por la parte trasera.
En Cañizal, la expedición blanquinegra hizo su primera parada para recoger a Toni Miguel. Ya estábamos todos, así que vuelta a la autovía.
Los aciertos de la quiniela y la actualidad deportiva centraban la conversación en la parte delantera del autobús, mientras que desde el 'fondo sur' llegó un estribillo conocido: "Solamente puedo decir, gracias por venir?". El destinatario de esta canción, Saúl, que en apenas 20 minutos se había quedado sin fichas en la partida de póker, aunque en el reenganche le fue mejor, pero eso es otra historia.
Los kilómetros pasaban y cada uno buscaba combatir la monotonía a su manera. María Hernández repasaba algunos detalles del partido, David Herrero, el fisio, se empapaba de la actualidad deportiva a través de su móvil para poder dar el 'do de pecho' en el Comunio. Guillermo, el delegado, prefería el periódico. Entre los jugadores, había de todo; desde el que repasaba los apuntes de la universidad, al que prefería dormir, pasando por los que escuchaban música y los jugadores de póker.
A las afueras de Palencia llegó la segunda parada, en el Complejo Deportivo Isla Dos Aguas, algo así como La Aldehuela palentina. Pocos minutos después de las 12.15 llegó la hora de comer. Pasta, pollo y fruta. Una vez degustado el menú, momento de relajación hasta la hora de la charla técnica.
A las 14.15 estaban citados los jugadores, aunque un tiempo antes Pitu y María ya se habían encargado de preparar 'la logística'. Primero vídeo y después la explicación del entrenador sobre la pizarra. En esta ocasión había variación táctica, por lo que había que prestar especial atención. La palabra intensidad fue protagonista, junto al análisis de los puntos fuertes y débiles del rival. Había comenzado la cuenta atrás para el partido, vuelta al autobús para completar los 15 kilómetros que nos separaban del Mariano Haro.
"¿Guillermo, estamos todos?"- "Sí"- "Pues vámonos" decía María Hernández antes de arrancar. Al llegar a Becerril lo primero fue pisar el campo. La primera impresión fue buena, aunque ya sobre el césped se notaba que estaba algo alto. La concentración se notaba en la cara de los jugadores que, poco después se metían al vestuario para conocer el once inicial y las últimas indicaciones técnicas.
La oscuridad de la noche se hizo dueña del autocar tras el partido. Las sensaciones eran buenas, pero el resultado no había acompañado. Las retransmisiones de fútbol fueron el sonido de fondo de un viaje que terminó en el punto de partida casi doce horas después.