Encontramos al rebaño en la zona del Zurguén, paciendo tranquilamente, ajeno al ruido de la tarde y a la curiosidad de los transeúntes
Pacen tranquilamente, ajenas al ruido propio del paisaje urbano, como si el tiempo, dentro del rebaño, transcurriera más despacio. Las encontramos en el Zurguén, a lo suyo, sin percartarse de la curiosidad que ha despertado su improvisada presencia entre transeúntes y conductores. Quizá sea esa calma que gastan las ovejas a la que, en la ciudad, ya nos hemos desacostumbrado. Una estampa relegada en hoy en día al medio rural que, afortunadamente, todavía encuentra momentos para colarse en la, en ocasiones, demasiado previsible rutina de la ciudad.
Fotos: Gabriel Calvo