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Antonio Carrera y Juan José García, los dos nuevos seminaristas de Salamanca
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El sacerdote José Ángel Ávila se estrena como Rector de las nuevas vocaciones

Antonio Carrera y Juan José García, los dos nuevos seminaristas de Salamanca

Actualizado 12/10/2014

Los responsables de la Diócesis, conscientes de la grave situación que atraviesa por la falta de vocaciones

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José Ángel Ávila Hernández es el nuevo Rector del Seminario diocesano de Salamanca. Tras diez años de ordenación presbiteral y su paso por Roma para estudiar la Licenciatura de Catequética, este joven sacerdote se pone al frente de una de las instituciones con más peso y responsabilidad de toda la Diócesis de Salamanca: su Seminario. Esta es la entrevista realizada para 'Comunidad', publicación del obispado salmantino.

¿Cuál es la situación actual del Seminario diocesano de Salamanca?

Este año entran al Seminario Mayor, Antonio Carreras (33 años), que viene de los Claretianos de Madrid, y estudiará 4º de Teología y Juan José García (34 años), que estaba residiendo en Proyecto Hombre, y estudiará asignaturas de 1º y 2º de Teología. Al ser tan pocos, vivirán en el teologado de Ávila, donde residen [Img #126265]

seminaristas de Ávila (10), Segovia (1), Ciudad Rodrigo (2) y Zamora (4). En total serán 19 seminaristas, junto con el Rector y el Director espiritual de Ávila. El resto de rectores visita frecuentemente a sus seminaristas y se reúne con el rector de Ávila para la programación y colaboración en el curso, siguiendo el Plan de Formación propio para los Seminarios Mayores. D. Carlos y yo creímos conveniente que nuestros seminaristas empezaran esta nueva experiencia ya que en el teologado de Ávila existe una comunidad educativa rica en el que pueden mejor discernir y madurar su vocación. Por otro lado, el hecho de estar en un seminario distinto no significa que estén desvinculados de la diócesis, pues participarán de las actividades diocesanas y tendrán alguna tarea pastoral, y también las puertas estarán abiertas para todos los que quieran ir a visitarlos. Además, la sede de nuestro Seminario diocesano en la Casa de la Iglesia no se cierra, ya que yo seguiré viviendo aquí y se seguirán realizando las actividades vocacionales con niños y adolescentes y se continuarán las experiencias del pre-seminario y seminario en familia.

¿Cómo afrontas esta nueva tarea-encargo pastoral?

Afronto esta nueva tarea, por un lado, con mucho respeto por la responsabilidad que conlleva el discernir y formar a los futuros presbíteros de la Diócesis. Por otro lado, con esperanza, ya que la vocación sacerdotal es sobre todo un don de Dios, y, por tanto, es el Señor el que llama y nunca dejará abandonada a su Iglesia. A nosotros, los sacerdotes, corresponde hacer descubrir la llamada vocacional y acompañarla.

Eres consciente de que heredas un Seminario con una situación muy complicada, ¿esto aumenta la presión y la responsabilidad?

Sí es verdad que se me abre un campo en el que hay que trabajar mucho. Ante esta gran tarea, sin duda siento una gran responsabilidad en lo que se refiere, en primer lugar, a saber discernir si verdaderamente un chico tiene o no vocación, con la dificultad de que hoy se acercan al seminario personas un poco mayores con una historia, a veces, un tanto compleja. Por otro lado, también responsabilidad porque el Seminario ha de proporcionar el camino adecuado de preparación de los futuros pastores con la espiritualidad propia del sacerdote secular diocesano. No me siento presionado porque no es una tarea que dependa sólo de mí. Ante todo la lleva el Señor, y por supuesto, cuento con la ayuda de toda la comunidad diocesana, y sobre todo de D. Carlos y todo el presbiterio de Salamanca.

¿Cuáles van a ser tus primeros pasos como rector?

La primera tarea, al ser el primer responsable de la promoción vocacional, será visitar los arciprestazgos para motivar y escuchar a los sacerdotes. Para ello estudiaremos el último documento sobre Pastoral Vocacional, en el cual han trabajado especialmente los últimos rectores del Seminario. Este documento alienta a toda la comunidad diocesana a ponerse en un estado de oración, y a plantearse qué conversión personal y pastoral ha de hacer para estimular las vocaciones.

De todo lo visto y aprendido en Roma estos años ¿qué es lo que más te puede servir, ahora, al frente del Seminario de Salamanca?

La experiencia de comunión y universalidad que he vivido en Roma en estos últimos tres años me va a ayudar sobre todo a potenciar que el Seminario esté en el corazón de la Diócesis. Para ello tendré que darlo más a conocer a toda la realidad diocesana. Por otro lado, los estudios de catequética realizados, me pueden ayudar mucho en el acompañamiento personal, proponiendo itinerarios de educación en la fe y la vocación.

¿Cómo recuerdas tu paso por el Seminario? ¿Qué recuerdo tienes de los que fueron tus rectores?

Mi paso por el Seminario Diocesano lo recuerdo con mucha alegría. Fueron años donde viví una primera experiencia de comunidad diocesana, ya que cada uno de los seminaristas venía de una realidad personal y eclesial diversa. Era Jesús quien nos llamaba y unía como a sus discípulos para algún día ser enviados como los Apóstoles para ser sus Pastores. Fueron años para disfrutar de la Teología, la oración y la convivencia fraternal. Aunque no éramos muchos los seminaristas, una decena, esto facilitó que fuera una vivencia más familiar. Los rectores que tuve, Jesús Jiménez y José María Miñambres, los recuerdo como unos padres cercanos a sus hijos, que procuraron crear un ambiente de seminario con una sólida espiritualidad apostólica.

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