La delegada de Médicos Sin Fronteras en Madrid, Castilla y León y Castilla-La Mancha reconoce que la situación de la población civil en Siria, República Centroafricana y Sudán del Sur es preocupante
Han pasado 43 años desde que un pequeño grupo de médicos y periodistas puso en marcha en París Médicos Sin Fronteras "para dar testimonio, denunciar y voz a los sin voz". La presencia de esta ONG en zonas del mundo asoladas por catástrofes sanitarias o humanitarias la han convertido en un símbolo de esperanza para miles de personas que solo cuentan con la ayuda de los 5.000 trabajadores con los que cuenta esta organización médico-humanitaria más para sobrevivir. Raquel González está al frente de la delegación de MSF de Madrid, Castilla y León y Castilla-La Mancha desde hace seis años.
¿El ébola es la principal preocupación actualmente para Médicos Sin Fronteras?
Ahora mismo estamos desbordados con esta enfermedad. Contamos con 2.000 personas trabajando y 53 millones de euros en gastos, pero no la puede controlar una sola ONG. Requiere una respuesta internacional seria y contundente, no solo cerrar las fronteras, hay que entrar en el incendio en países como Senegal, Nigeria, Sierra Leona, Guinea o Liberia. O hacemos algo ya y rápido o nos enfrentamos a algo que no sabemos cómo evolucionará, ya hay previsiones de 25.000 afectados para los próximos tres meses. La situación en estos países es muy dura, hay más casos y ha muerto personal sanitario.
Problemas sanitarios y conflictos políticos en estos países o en sus entornos que dificultan el trabajo de las ONG's.
Es cierto que este año está siendo complicado con situaciones de emergencia sanitaria en diferentes partes del mundo. En Siria con más de dos años de conflicto, hay más de nueve millones de refugiados y resulta muy difícil trabajar allí. Pero también hay otras crisis olvidadas y menos mediáticas como la que se vive en la República Centroafricana con unos niveles de sufrimiento de la población enormes y Sudán, donde se juntan hambrunas, conflictos políticos y 800.000 desplazados internos.
MSF es una ONG humanitaria, pero ¿se implican más por la situación de inestabilidad en esas zonas?
MSF estamos centrados y especializados en la atención médica y humanitaria, no somos una organización que haga análisis político, pero sí es cierto que una parte de nuestro trabajo consiste también en denunciar, dar testimonio y hacer ruido siempre y cuando eso incida en la mejora de las condiciones de vida de la población. No somos una ONG de denuncia 'per se', pero cuando vemos que en Sur Sudán o República Centroafricana la comunidad internacional no hace caso ?Naciones Unidas, la Unión Europea?, desde MSF podemos dar testimonio de lo que vemos, documentarlo y contarlo. Esto es lo que podemos hacer.
Al riesgo de las crisis sanitarias de muchos países se suman guerras civiles, amenazas de grupos extremistas, ¿son conscientes del riesgo que corren?
En las zonas de conflicto, los protocolos de seguridad que se aplican son muy estrictos y siempre se negocia el acceso a la población civil con Dios o con el diablo, nos importan los civiles y dialogamos para que nos dejen trabajar. Somos conscientes de los riesgos, pero estamos muy profesionalizados y los incidentes de seguridad los minimizamos, es una parte inherente al trabajo.
Siria es una de las grandes preocupaciones de MSF después de dos años de guerra civil.
Sí, porque la situación humanitaria de la población civil es muy dura, también de los refugiados en Jordania, Irak o Líbano son durísimas, han tenido que huir de sus casas con lo puesto, han perdido a familiares y no tienen motivación para seguir adelante, es una de las crisis humanitarias más graves ahora, con un mayor impacto en la población civil. Junto a países como Sudán del Sur y República Centroafricana, con hambrunas y desplazamientos de la población por los conflictos políticos.
¿Cómo está el voluntariado, hay peticiones para trabajar con MSF?
Son profesionales, van con un contrato de trabajo pero tiene que gustar. Sí es cierto que tenemos muchas solicitudes para trabajar con médicos, no tenemos problemas de recursos humanos, pero también dentro de nuestros proyectos los hay más complejos por estar en un conflicto y otros más tranquilos, pero en España sí ha habido un aumento de peticiones por la crisis, la gente busca otra salida.
Salida laboral con muchos riesgos.
Sí, pero llevamos más de 40 años trabajando, hay protocolos de seguridad muy bien hechos y cerrados para minimizarlos al máximo.
¿Se ha notado la crisis en las donaciones y socios?
Afortunadamente tenemos que dar las gracias, no ha crecido tanto el número de socios y colaboradores, pero tampoco ha descendido y agradecemos esta colaboración de la sociedad española en un momento de crisis.