Un buen amigo mío, que en semanas como estas suele abandonar el continente, apenas se ha enterado de los eventos de la Diada y de manifiestos y contramanifiestos. Y no es porque no le interese; le interesa mucho y procura estar pendiente, pero prefiere poner distancia de por medio.
Alguno que oyera a mi amigo, con el ánimo encrespado, confundiría "distancia" con esa palabra que hizo fortuna ya hace algunos años, que es la "equidistancia" y que por razones complejas se ha convertido en algo abominable, y no en sinónimo de imparcialidad para asegurar la calidad del juicio. Ánimos encrespados desde luego hay demasiados, llevamos lustros por los menos con el espíritu de la convivencia demasiado alborotado. Por eso este muchacho atraviesa tierra y mar, otea el horizonte, se entera de menos cosas, pero las intenta valorar con serenidad y sosiego.
Él es de los que piensan que desde hace mucho tiempo se han hecho las cosas mal. Se ha jugado con el electorado y se ha enconado a las opiniones. A mí, cuando me lo dijo, me pareció eso evidente y de una inteligencia roma. Pero él siguió hablando y simplificando las cosas, para llegar a decir que en su momento la solución estuvo en Europa.
Él tiene la peregrina idea de que en lugar de aprovechar los furores europeístas en su debido momento para entrar con mentalidad colectiva en ese hogar común que debiera ser el pequeño continente y construir una verdadera ciudadanía europea, interesó más a quien fuera encerrarse en esos entes caducos a lo que se suele llamar Estados y tirar cada cual por su lado, viendo quién sacaba más.
Qué tendrá que ver todo eso con la Diada, le dije yo despistado. Pues mucho, repuso él, demostrando que está en la inopia o en el mundo angelical. Abundando en su opinión me continuó explicando que si los gobernantes europeos hubieran tenido más sentido de Europa, como les ocurrió a esas mentes preclaras de los años cincuenta, nos hubiéramos ahorrado estas tendencias centrífugas de los independentismos actuales.
Me hizo pensar cuando recordó que ninguno de los independentistas que ahora piden referendos pretende salirse de la Unión Europea y que es lamentable que esa grandiosa construcción política y jurídica de la segunda mitad del siglo XX se utilice por algunos como instrumento negativo y de represión: "Queréis saliros de España, pues eso significará estar fuera de Europa, porque impondremos el veto por los siglos de los siglos?".
En lugar de dar argumentos para la convivencia, dice este amigo alejado, se ha jugado con las miras cortas, al provecho electoral y al amor profundo por el machito: así algunos hicieron campaña anticatalana y otros fueron al notario diciendo que nada pactarían con cierto tipo de gobernantes, unos jugaron con la cultura antigua de un pueblo orgulloso, otros con el argumento ignorante de que "Esto es España y aquí se habla español". Uno con el España nos roba y otros con la Cataluña egoísta. Mientras sucedía todo esto, como estamos comprobando, muchos jugaban con los dineros ajenos y todos retorcían a su favor la historia.
Ahora, que ya ha regresado, este chico equidistante, o más que eso iluso y fuera de todo realismo, viene diciendo que ya es demasiado tarde, está alicaído, pensando en el gran error paulatino que se ha ido cometiendo por gente varia y recalcitrante. Para elevarle el ánimo, se me ocurrió contestarle que no hay que perder la esperanza, que no confíe en que los Estados se vayan a disolver mañana en ese pequeño gigante burocrático en que se fue convirtiendo Europa, pero que tal vez con algo de tiempo, se iluminan algunas mentes y les viene la claridad de ideas que algunos estamos deseando.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.