Cosas de las palabras

Tratar de provocar los sentimientos de otros a través de la palabra es, en la mayoría de los casos, la intención del orador o el escritor pero, cuando uno se dirige al gran público siempre corre un riesgo, el que supone la interpretación del destinatario, por eso hay que ser muy riguroso y cauteloso, ya que una simple coma y espacio en blanco mal colocado puede cambiar por completo el sentido de una frase. Otra posibilidad es que alguien la "saque de contexto".

En general, entendemos por "contexto" las circunstancias que rodean o condicionan un hecho. La excusa de que cierta declaración ha sido "sacada de contexto" es, lamentablemente, frecuente en estos tiempos, aunque en la mayoría de los casos son los autores de las mismas los que parecen estar "fuera de contexto" y con pedir disculpas todo queda zanjado. En otras ocasiones la presunta justificación es más ofensiva si cabe: es que no se entendieron bien mis palabras ¿esto implica que no estamos a su "altura"?, intelectualmente hablando, claro. Tal vez, ciertos personajes públicos deberían aclararnos cuál es, según ellos o ellas, el contexto en que deben enmarcarse sus palabras, si es que existe alguno, y pasar un borrador a los medios de comunicación con normas precisas para interpretar sus manifestaciones.

Afirmaciones como "la culpa del déficit público la tiene Zapatero por haber dado subvenciones a muchos colectivos, entre ellos los de homosexuales y lesbianas" pronunciadas por la senadora ceutí del Partido Popular, Luz Elena Sanín, dejan poco margen para ser sacadas de contexto o malinterpretadas. Tampoco es sencillo aceptar que la autoproclama superioridad del intelecto de Miguel Arias Cañete, frente a la candidata socialista, de la que según el mismo no uso para no dar la impresión de ser machista, fuera un desliz de mala interpretación. El resultado no fue el esperado por el candidato al Parlamento Europeo.

Pero si alguien es reincidente en estas cuestiones, ese es sin duda Francisco Javier León de la Riva, alcalde de Valladolid. El edil afirma que le da cierto reparo entrar en un ascensor por si hay una chica con ganas de buscarte las vueltas, se arranca el sujetador o la falda" y al salir del mismo grita que la han intentado agredir. ¿Tan excitante puede llegar a resultar su presencia para alguien? ¿Cuántas chicas hay en Castilla ? León con intención de buscarle "las vueltas" al Sr. Alcalde de Valladolid? ¿En qué contexto no tendrían un sentido ofensivo y sexista estas declaraciones? ¡Qué me lo explique! Y si le dan tanto reparo los ascensores ¡Pues suba usted por las escaleras, hombre, así tendra siempre a salvo su integridad moral!. Por otra parte, tal vez alguien podría pensar que es usted de esos a los que alude el dicho popular: El que tiene hambre, con pan sueña.

La capacidad de hablar bien, de decir las cosas de manera correcta y efectiva, se conoce como elocuencia y en la Grecia Clásica, era considerada la forma más elevada de la política, no por casualidad, su musa, Calíope, era hija de Zeus y Mnemósine (la memoria). ¡Qué poquito queda de aquello!.

Nuestros representantes públicos deberían leer más y hablar menos, interesarse más por aquello que antes conocíamos como Humanidades, al menos lo mismo que lo hacen por la economía y otras Ciencias, seguro que les iría mucho mejor a la hora de expresarse y, no se saldrían de contexto con tanta frecuencia.

Por favor, apliquen la sabiduría griega y hagan caso a Aristóteles cuando afirma: El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice, porque muchos de ustedes están más cerca de la segunda parte de la frase de Platón: Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo.