Amigos y familiares recibieron a Agustín Risueño a su llegada a la Catedral de Santa María
El motivo de esta singular aventura -que ha realizado totalmente en solitario- era sumarse al Año Franciscano que está viviendo Ciudad Rodrigo con motivo del octavo centenario del paso de San Francisco de Asís por la comarca de regreso precisamente de Santiago de Compostela tras ganar el Jubileo.
A la hora de unir Santiago y Miróbriga -distanciadas por algo menos de 500 kilómetros (de ahí el nombre del desafío)- Agustín Risueño ha empleado el denominado Camino Torres, que transcurre durante buena parte del mismo por tierras portuguesas.
Tal y como estaba previsto, una vez Agustín dio aviso de su cercanía a Ciudad Rodrigo hubo varias personas, niños y adultos, que decidieron acompañarle en los últimos kilómetros de su aventura, que le dejan como recuerdo físico una notable hinchazón en uno de sus tobillos, como se puede comprobar en una de las imágenes.
A su llegada a la Catedral de Santa María, fue recibido por otras cuantas personas, entre ellos su ahijada, que le dieron la enhorabuena por haber conseguido el reto planteado, y le hicieron entrega de un trofeo conmemorativo de su hazaña.