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La Diócesis cierra su Asamblea con una participativa y multitudinaria ceremonia
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CELEBRACIÓN

La Diócesis cierra su Asamblea con una participativa y multitudinaria ceremonia

Actualizado 15/06/2014
Redacción Ciudad Rodrigo

CIUDAD RODRIGO | A partir de las conclusiones de la Asamblea, se elaborarán los objetivos pastorales del próximo curso

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La Diócesis de Ciudad Rodrigo clausuró en la tarde del domingo la Asamblea Diocesana que ha desarrollado durante todo el curso 2013/2014. Lo hizo con una Eucaristía en la Catedral de Santa María presidida por el Obispo Raúl Berzosa, que contó con una gran implicación de los 7 arciprestazgos diocesanos, en correspondencia con la amplia asistencia de fieles que hubo en la celebración.

Para empezar, la monición de entrada corrió a cargo de un representante del Arciprestazgo de Águeda. A continuación, en la procesión de entrada, mientras varios seminaristas portaban la Cruz Procesional y los faroles, desfilaron siete niños con siete velas de diferentes colores, una por cada arciprestazgo.

Ya durante la Eucaristía, la primera lectura corrió a cargo de una religiosa del Arciprestazgo de Ciudad Rodrigo, mientras que la segunda la realizó un laico del Arciprestazgo del Abadengo. A continuación, el diácono Anselmo Matilla pronunció el Evangelio.

Durante la homilía (que pueden encontrar íntegra más abajo), el Obispo hizo un balance de lo vivido durante estos meses de Asamblea. Como parte destacada de la homilía, hizo un llamamiento, "como Iglesia diocesana y con la fuerza re-recreadora del Espíritu Santo" a potenciar "lo asistencial y la promoción integral de las personas y de los colectivos; no queremos hacer 'otro mundo', sino de este mundo 'otro', más fraterno y solidario, más justo y pacífico, tal y como Dios lo soñó".

Posteriormente, Berzosa exhortó a ser "discípulos y misioneros que renuncien a la comodidad, a la instalación y a la rutina y que, como el ciego Bartimeo, rehúyan el ser meros espectadores". Concluida la homilía, los sacerdotes distribuyeron la carta-envío del Obispo con la que se cierra la Asamblea (más adelante Berzosa entregará a los fieles un documento con los objetivos pastorales operativos que ya marcarán el próximo curso pastoral 2014/2015).

La eucaristía continuó con la profesión de fe, en la que el Obispo realizó tres preguntas a la Asamblea con el 'Sí quiero' como respuesta. Tras la oración de los fieles, se presentaron los dones, entre los que estuvieron los símbolos de los encuentros que se han ido celebrando dentro de la Asamblea desde el mes de diciembre, como el pan, el vino o una colecta para los más necesitados.

La Iglesia Católica celebrará durante la próxima semana la Festividad del Corpus Christi.

Homilía del Obispo Raúl Berzosa en la clausura de la Asamblea Diocesana

Queridos hermanos obispos, queridos hermanos presbíteros, queridas consagradas, queridos todos, llegados de todos los puntos geográficos de nuestra querida Diócesis:

Como hemos escuchado al Apóstol San Pablo, en su Carta a los Corintios, "La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con todos vosotros". También hemos leído en el Evangelio de San Juan que "Dios mandó su Hijo para que el mundo se salve por Él". Porque, como subrayaba la primera lectura del Éxodo, "el Señor es compasivo y misericordioso".

Dábamos comienzo, en Septiembre, el inicio de la Andadura de nuestra Asamblea Diocesana en el nombre de la Trinidad, tal y como hemos venido orando con la oración compuesta para este evento. Y concluimos, hoy, en el domingo Solemne de la Santísima Trinidad. Jornada, como es llamada "Pro orantibus", o día de la vida consagrada contemplativa. En nuestra Diócesis, son cuatro comunidades con tres carismas: carmelitano, franciscano y agustiniano. ¡Damos gracias a Dios por ello! Y, como hemos cantado en el Salmo, "A Él, la Gloria y la Alabanza por los siglos". Este año, el lema de la Jornada, que queremos también hacer nuestro en este día, es el de: "Evangelizamos, orando". En verdad, lo vienen repitiendo todos los Papas, "la evangelización se hace de rodillas". Jesús oraba de noche y predicaba durante el día. El Papa Francisco nos ha repetido, con su rico y sugerente magisterio, que "los evangelizadores con Espíritu evangelizan orando y trabajando?La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración?.Evitando la tentación de una espiritualidad privada e individualista que muy poco tiene que ver con las exigencias de la caridad y con la lógica de la Encarnación" (EG, 262). Aún más: "No se puede perseverar en la evangelización si uno no está convencido, por experiencia personal, de que no es lo mismo haber conocido a Jesucristo que no haberlo conocido; o que no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas; o que no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su palabra; o que no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo y descansar en Él que no hacerlo" (EG 266). En resumen, "evangelizamos para la mayor gloria del Padre que nos ama" (EG 267). Porque "los grandes hombres y mujeres de Dios fueron grandes intercesores. La intercesión de los orantes es como "levadura" en el seno de la Trinidad" (EG 283).

Por eso, los que nos sentimos evangelizadores de esta pequeña iglesia que peregrina en Ciudad Rodrigo, estamos aquí para Gloria de la Trinidad. Lo hemos simbolizado, arciprestalmente, con las siete velas de colores, pero sobre todo y principalmente, con la presencia viva de gentes de toda nuestra geografía diocesana. ¡Muchas gracias, en nombre del Dios Uni-Trino y del Señor Jesús, del que somos, por el Espíritu, su Cuerpo y su Iglesia!

¿Cómo nos sentimos en estos momentos y cómo podemos resumir toda nuestra andadura? ? Permitidme hacerlo, tomando como referencia, una vez más, la Oración que hemos venimos recitando, personal y comunitariamente, y a la que hecho alusión anteriormente:

-Trinidad Santa, Padre, Hijo y Espíritu, fuente de Vida, de Amor y de Comunión: damos gracias al Dios Trinidad porque ha presidido y acompañado nuestra andadura de tantos meses, desplegando su gracia en la riqueza de las tres grandes vocaciones en nuestra Iglesia: fieles laicos, consagradas y presbíteros.

-?Que en este tiempo de gracia, como en la experiencia de Emaús, sepamos acogernos, escuchar tu palabra, celebrar tu presencia en medio de nosotros y anunciar la Buena Nueva especialmente a los más necesitados: en verdad, ayudados de personas expertas, y con su testimonio de creyentes, hemos sabido crear un verdadero clima de acogida fraterna y de verdadera escucha de la Palabra de Dios (directamente de la Biblia y, también, mediada por las ricas ponencias); hemos celebrado con humildad y unción (especialmente confraternizado en la Eucaristía), y nos hemos sensibilizado con la llamada del Papa Francisco a ser una iglesia de puertas abiertas y comprometida con los más necesitados, especialmente con aquellos que la sociedad descarta y denomina "excluidos, sobrantes e invisibles".

-?Que, como en un nuevo Pentecostés, nos renovemos a la luz del Evangelio, y así encontremos nuevos impulsos de vida para hacer realidad la conversión pastoral: deseamos, en sintonía con toda Iglesia Universal, participar de la dinámica de una Iglesia en estado de "conversión misionera" o de "comunión misionera". Sustentada en los tres grandes pilares eclesiales: "misterio de comunión para la misión", y así construir un edificio armónico y equilibrado con cuatro grandes estancias o dimensiones: comunidad, anuncio, celebración y compromiso.

-?En este pueblo y en esta tierra a los que tanto amamos: no sólo por haber nacido aquí, o por los lazos de sangre, sino por haber recibido el gran don de la fe y por saber que, aquí y ahora, somos los ojos de Dios, el corazón de Dios y las manos de Dios mismo para continuar su obra. Dios sigue amando y apostando por este pueblo. Un pueblo y una tierra donde, según el último informe Foessa, crece la pobreza. Casi un 50% se topa con problemas generados por la crisis y, casi un 16%, está en riesgo de exclusión social. La alerta suena especialmente en las zonas más rurales, en las que el envejecimiento y la soledad condicionan la vida de muchas personas. Y, ante el paro de larga duración, es precisamente la institución de la familia la que juega un papel fundamental de ayuda y de apoyo. Cáritas Española insiste en que lo que está en juego no es el "por qué de la crisis", sino cómo "queremos salir de ella". En conclusión, lo que está en juego es "el modelo social", que a su vez reclama una nueva antropología. Nosotros, como Iglesia diocesana y con la fuerza re-recreadora del Espíritu Santo, estamos comprometidos en potenciar lo asistencial y la promoción integral de las personas y de los colectivos; no queremos hacer "otro mundo", sino de este mundo "otro", más fraterno y solidario, más justo y pacífico, tal y como Dios lo soñó.

-?¡Santa María, Estrella de la evangelización, santos y santas de Dios, acompañadnos en este caminar!: al concluir la Asamblea, y, como en todo evento importante eclesial, pedimos la mediación de Santa María y de nuestros hermanos mayores, los santos y santas de Dios. Especialmente, de San Isidoro, de San Sebastián, de Santa Teresa, de San Agustín, de San Cayetano y de San Francisco. Todo ello, por Jesucristo, nuestro Señor.

Hermanos y hermanas: ¡Seguimos caminando y haciendo posible una Iglesia de sinodalidad y de corresponsabilidad! Por eso, en esta Eucaristía, símbolo y realización de la Iglesia Diocesana, como Obispo, os haré entrega solemne y personalizada "del envío misionero", por medio de los sacerdotes concelebrantes, mis más íntimos y cercanos colaboradores. En dicho envío, antes de las tres preguntas comprometidas que os haré, podréis leer lo siguiente:

Como obispo, padre y hermano, "doy gracias al Señor por todos vosotros" (Rm1,8). Vuestra presencia e implicación, durante la Asamblea Diocesana, han sido un regalo para mi ministerio, porque en la sencillez de nuestros encuentros me habéis hecho sentir, como decía San Agustín, que, "con vosotros, soy cristiano; y, para vosotros, obispo". Con gozo y con responsabilidad.

Hemos experimentado juntos que el Espíritu Santo ha soplado y nos ha invitado a "dejar a Dios ser más Dios", y nos ha llamado a ser, en su Iglesia, hijos en el Hijo, hermanos en su mismo Amor, y enviados en su misma Misión. Como en el libro del Apocalipsis, "hemos escuchado lo que el Espíritu dice a su Iglesia": que nos dejemos transformar en el hondón de nuestro ser; y que experimentemos "el gusto espiritual de ser pueblo", como luz, sal, y fermento; para empujar la marcha del Reino de Dios, para renovar esta Iglesia y para transformar desde el Evangelio nuestra tierra.

El Papa Francisco ha escrito que: "Cristo llama a la Iglesia, peregrinante, hacia una permanente conversión de comunión misionera". Dejemos que el Señor, con su Espíritu, transforme, no sólo nuestros corazones sino también nuestras estructuras pastorales. ¡No tengamos miedo; Él ha vencido al mundo! La situación que vivimos es un "kairós", un momento de gracia, y un signo de los tiempos que, desde la fe, nos invita a la esperanza.

¡Pongamos todo en las manos de Dios! Para que, lo que el Espíritu Santo "comenzó en nosotros, Él mismo lo lleve a buen término". Que Él dirija en adelante nuestros pasos. Él, que, con amor desbordante, ha querido regalarnos, en esta Asamblea Diocesana, no sólo "desafíos" sino también, por gracia, ha acogido nuestros nombres y rostros, nuestras palabras y nuestros gestos, nuestros modos de estar como familia y la celebración en "su mesa", las risas y los cantos, la oración y los horizontes de un futuro más comprometido y fraterno...

Seamos discípulos y misioneros que renuncien "a la comodidad, a la instalación y a la rutina" y que, como el ciego Bartimeo, rehúyan el ser meros espectadores. Escuchamos el "dadles vosotros de comer", como en la multiplicación de los panes en el monte; porque no es propio del enviado contribuir "al estancamiento infecundo de la Iglesia". Y, siguiendo juntos las huellas del Señor, abramos de par en par las puertas de nuestro corazón y de nuestras comunidades para crecer en la alegría y en el amor fraterno, en la paz del Señor y en su justicia. ¡Que nadie nos robe la fe, ni el amor ni la esperanza! ¡Que nadie nos robe la alegría del Evangelio y de la evangelización!

Nada más. ¡Damos gracias al Dios de todos los dones por las gracias derramadas durante esta hermosa experiencia! ¡Que el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, siga haciendo fecundos nuestros trabajos! Un recuerdo para los presbíteros, consagrados y laicos diocesanos que, como misioneros, están esparcidos por los cinco continentes y, una oración sincera, de manera especial, para los enfermos y los más necesitados.

Queridos hermanos y hermanas: ¡El Señor, y su Iglesia, en esta hora, cuenta con todos vosotros! ¡Sumamos, no restamos! ¡Todos somos corresponsables y todos estamos comprometidos! ¡Todos vamos en la misma barca del Señor!

¡Queda clausurada la Asamblea Diocesana pero, desde este mismo momento comienza una nueva y apasionante andadura: poner en práctica sus orientaciones! Y, estando en el año franciscano, no es superfluo recordar las palabras del Santo: "Comencemos por lo pequeño, que ya llegará lo mediano y, si Dios quiere, lo más grande". En breve, con las debidas consultas, os regalaré un documento donde se concretarán los objetivos pastorales operativos que ya marcarán el próximo curso pastoral 2014-2015.

¡Nuestra Señora de la Peña de Francia, santos y santas de Dios, nuestros protectores, rogad por todos nosotros! Amén.

+ Raúl, Obispo de Ciudad Rodrigo

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