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Centro de Acogida Padre Damián, nueva oportunidad para mirar de frente a la vida
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EL PERFIL DE LOS INTERNOS ES MAYORITARIAMENTE HOMBRE, MAYOR DE 40 AÑOS

Centro de Acogida Padre Damián, nueva oportunidad para mirar de frente a la vida

Actualizado 16/05/2014
María Fuentes

La casa de acogida, inaugurada en 1999 por Cáritas Diocesana de Salamanca, atiende actualmente a más de 30 personas víctimas del alcohol, las drogas, el desempleo o la inmigración

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Los datos muy crudos. Se estima que en España 332.529 personas carecen de una vivienda, y al menos un millón y medio de hogares españoles padecen una situación de exclusión social severa. En Salamanca, el Centro de Acogida 'Padre Damián' de Cáritas Diocesana de Salamanca lucha cada día por amparar a esas personas que ni siquiera tienen en sus vidas un techo donde dormir.

Muchos porqués sin resolver. Son ellos mismos los que se preguntan cada día qué les ha llevado hasta esa situación, pero entre esas paredes nadie es cuestionado, no importa lo que dejan atrás, y mucho importa lo que está por venir.

Actualmente, en el Centro de Acogida Padre Damián vive una treintena de personas. El perfil de los internos es mayoritariamente hombre, a partir de 40 años, que recurre a la ayuda de Cáritas Diocesana de Salamanca por sufrir problemas con el alcohol, drogodependencia, inmigración o desempleo y permanecen en el centro una media de 88 días.

Según explica Toño Villalón, coordinador del Centro, en los últimos años el tiempo de estancia en este espacio se ha alargado debido a la situación económica. "Lo que a una persona le ayuda a salir de aquí es que encuentre un empleo o acceda a una ayuda económica, y los recortes y la crisis se han notado, pues muchos de quienes viven aquí se dedicaban en su vida profesional a esos sectores que en Salamanca funcionaban como la hostelería y la construcción, los más resentidos", explica.

El principal objetivo es que las personas se motiven e inicien un proceso de recuperación imprescindible para su inserción, por lo que no sólo se les facilita un hogar, sino que además se les facilita información sobre recursos y prestaciones, orientación y derivación a recursos de la comunidad y un acompañamiento psicosocial, sanitario y jurídico.

"Cada persona que pasa por aquí y cumple con su objetivo de recuperarse saliendo con mejores condiciones de las que vino, eso ya es un logro", recuerda emocionado.

Villalón define su trabajo como duro, a la par que gratificante. Un trabajo, un esfuerzo, una ayuda que sin duda merece la pena y en el que Cáritas Diócesana pone infinitos esfuerzos. Ante las injusticias, una mano que ofrece esa segunda, tercera o cuarta oportunidad que permita volver a mirar a la vida de frente.

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