El juez Elpidio Silva, o su equipo, en su intento de fundar un nuevo partido, ha copiado totalmente el programa de eQuo para las próximas elecciones europeas. Es curioso que nos copien las ideas, pero no hace falta fundar otro partido para compartir las nuestras; basta con presentarse a nuestras primarias y ser elegido democráticamente. Nuestra principal seña de identidad es que, además de querer cambiar las políticas actuales, queremos cambiar la propia forma de hacer política, y eso nos hace únicos frente a otros partidos. Y no me refiero exclusivamente a los de siempre, que no dejan de tener los mismos planteamientos económicos, sino que proponemos tres caminos coherentes hacia la sostenibilidad: combatir el desempleo, la pobreza y todas las formas de injusticia social; transformar nuestras economías con innovación y soluciones eco-eficientes para hacer frente al cambio climático y a la degradación medioambiental y remodelar el sector financiero para que sirva a la economía real. Este es el concepto de "New Deal" Verde: un Nuevo Acuerdo Verde Europeo.
Queremos llevar la deuda financiera, pública o privada, a límites que eviten que sea heredada por las generaciones futuras, asegurando que financia inversiones creadoras de valor y sostenibles. La mayor de las deudas es la social, por lo que hay que reducir el desempleo urgentemente, la pobreza y las desigualdades sociales, mejorando la sanidad y la educación, puntales básicos en los que se necesitan grandes inversiones. No se puede olvidar la deuda medioambiental, pues el cambio climático, el agotamiento de los recursos finitos y la pérdida de la biodiversidad ya han sobrepasado los límites controlables. Y estamos en una buena situación para cambiarlo, pues somos líderes en innovación y debemos aportar las soluciones que hagan posible una nueva dinámica económica de prosperidad, que no necesariamente de crecimiento, en la que los hombros más fuertes lleven la carga más pesada.
Un valor fundamental europeo, la justicia social, ha sido dejada de lado en favor de la desigualdad. Los trabajos mínimamente dignos han pasado a ser un privilegio en aras de la competitividad, cuando, los Verdes Europeos, con eQuo a la cabeza, defendemos unos estándares sociales mínimos en términos de calidad y seguridad, salarios, sanidad pública y pensiones, avanzando en la portabilidad de las prestaciones a nivel europeo con la introducción de una Tarjeta Social Europea, para llegar a una genuina ciudadanía europea. Y ese equilibrio social debe ser llevado a todo el territorio europeo, mitigando las diferencias provocadas por los ciclos económicos, evitando las migraciones y fugas de talento. Y dentro del equilibrio social, promover la emancipación de la mujer en la sociedad y la economía, ya que tener una familia o compartir trabajos de cuidado no pueden suponer ningún tipo de obstáculo.
Obviamente, el Banco Central Europeo debe incluir entre sus objetivos la estabilidad financiera y macroeconómica, así como la creación de empleo, para avanzar hacia un mercado común plenamente operativo. Además, debería tener el suficiente poder para evitar nuevos rescates, promoviendo un sector financiero dimensionado, diverso y fuerte que sirva a la sociedad, ayudando a desarrollar inversiones sostenibles en la economía real, no como hasta ahora, preocupados exclusivamente de sus ingresos. Se necesitan reglas estrictas que separen las actividades de los bancos que resulten esenciales para la sociedad de aquellas que no aporten beneficio a la economía real. Y, el control que existe actualmente, existe gracias a la presión del Partido Verde Europeo. El siguiente paso ha de ser una Unión Bancaria Europea, bajo supervisión y autoridades comunes, que contemple un sistema de garantía común para depósitos de hasta 100.000 euros. El cortoplacismo económico, al igual que el político, debería ser acotado, ya que se limitan la asunción de riesgos sostenibles en la toma de decisiones sobre inversiones estratégicas.
Vivimos en un sistema en el que los impuestos recaen desproporcionadamente sobre las personas con ingresos bajos y medios, y sobre las pequeñas y medianas empresas, mientras que los evasores fiscales detraen un billón de euros anuales. Hay que reducir la carga de los impuestos de trabajo e instaurar un gravamen sobre las transacciones financieras, haciendo que las grandes corporaciones empresariales, y ciudadanos con gran poder adquisitivo, contribuyan con la parte que les corresponde, a la vez que se introduce la presión fiscal en la contaminación y la generación de residuos. Pero, en principio, el gran objetivo sería la evasión de impuestos, el fraude, los paraísos fiscales y poniendo fin al secreto bancario. A ello, hay que sumar la lucha contra el derroche y los gastos dañinos ecológicamente, como son los subsidios a los combustibles fósiles o infraestructuras pagadas para lucimiento de ciertos políticos megalómanos? de los que en España estamos sobrados.
Ante los graves problemas medioambientales que nos acucian, tenemos la oportunidad de transformar la economía europea en un líder global de eficiencia energética, así como en la manera en la que gestionamos, usamos, reutilizamos, reciclamos, sustituimos y valoramos los recursos. Es la eficiencia y la innovación ecológica las que deben fundamentar las políticas e inversiones en todos los sectores económicos. Estos cambios crearán multitud de puestos de trabajo de calidad para trabajadores de alta y baja cualificación en diferentes industrias, a la vez que mejorará la resiliencia económica. La industria debe ser una de las piezas claves de la transformación verde orientada hacia la innovación mediante la promoción de: normativas de eco-diseño, contratación pública, ayuda estatal, inversión privada, fomento de las pequeñas, medianas empresas y cooperativas, mayor inversión en investigación, desarrollo y educación, promoción del emprendimiento y en particular emprendimiento social, buenas relaciones industriales, democracia en el lugar de trabajo y lucha contra los intereses particulares de las grandes corporaciones?
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