Oreja a Esaú Fernández y un buen toro, el cuarto, de Fuente Ymbro
No quiso el Guadalquivir llevarse a los dos a hombros. Sólo quiso a uno, al otro lo quiso a medias. Tampoco a la corrida, que en quiero y no puedo no pudo sino querer y no poder. Pudo Esaú, que cortó una oreja. Quiso Ureña, que demostró que va en serio.
Estaba El Baratillo prendida del cielo sevillano cuando uno de los suyos, Esaú, le arrancó la oreja al primero de su lote. Se vino La Maestranza arriba cuando el Maestro Tejera comenzó a interpretar la pieza, y el torero comenzó a torear en redondo las virtudes del de Fuente Ymbro. Transmiten toro y torero en dos tandas brillantes que se ganan la afición baratillera, y tras una estocada entera logró arrancar y pasear al calor de su tierra la primera oreja del serial abrileño. En el sexto mostró su mejor cara, que no el toro la suya: toreo largo, templado y acompasado por la derecha. Largo, muy largo; templado, muy templado, pero sin punto y final.
Paco Ureña mostró un gran nivel esta tarde en La Maestranza. El segundo pareció transmitir mayor emoción que su hermano anterior, sin embargo conforme se acercaba el tercio de muleta comenzó a despuntar mansedumbre. Todo se desvaneció por momentos, menos la ilusión del murciano, que tras intentarlo va a por la espada y logra despacharlo. El quinto no terminó de romper, pero Paco Ureña se la jugó y sacó el valor que está derrochando en sus últimos compromisos. El murciano pudo sonsacarle varios muletazos poderosos a un toro que se paraba y que a base de aguantones en su propia cara se lograba la transmisión que le faltaba al de Fuente Ymbro.
Recibió Castaño al primero con cuatro verónicas firmes, y posteriormente el astado parecía salir suelto a las órdenes del leonés. La cuadrilla de Castaño, como acostumbra cada tarde, brilló en una demostración de arrojo y entrega desde su posición de plata, destacando el gran par de David Adalid. En faena Castaño no saca nada en claro al toro más lucido de todo el encierro al contrario, pues la misma se fue complicando conforme pasaban los muletazos y avanzaba el trasteo. Finalmente fue silenciada su labor. En su segundo, el mejor toro del encierro, pudo dejar su sello en muletazos sueltos por el derehco pero no acertó en distancias ni en plantear faena a un toro que pedía mucho más. Se fue al tercio y en ese lugar sonsacó tan sólo algunas de las virtudes del astado. No terminó de tomar el vuelo apropiado la faena para que llegara el triunfo. Se lo pasó cerca en los pases finales y el público lo vio, pero no redondeó su labor.
La tarde fue toda de Esaú: dos portagayolas, una oreja y un sinfín de olés eternos que el Guadalquivir se llevó consigo. El mismo Guadalquivir con el que soñó el de Camas cuando, de niño, prometió convencer al Baratillo de que quería ser torero. Hoy casi lo consigue.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Sevilla. Segunda de la Feria de Abril. Casi media entrada en tarde primaveral.
deslucidos en líneas generales, destacando el tercero.
Javier Castaño (espuma de mar y oro), silencio y silencio.
Paco Ureña (ciruela y oro), silencio y ovación.
Esaú Fernández (marfil y oro), oreja y ovación
Fuente: Cultoro.com