¿Nuestro Bien azotado con saña, mancillado en su realeza, cargado con su patíbulo y caído entre la soldadesca? ¿Nuestro Bien clavado en una cruz? ¿Nuestro Bien depositado en un sepulcro? ¿Nuestro Bien es su muerte y su desgracia? ¿Nuestro Bien? ¿Acaso son la Paz y el Bien que deseamos esta paz de entierro y este bien incomprensible con minúsculas? ¿Al mal responder con el bien? ¿La otra mejilla? ¿Amar a los enemigos? ¿Rezar por los que nos persiguen? ¿Para ser hijos de Dios? ¿De un Dios que deja morir a su Hijo? ¿Adorar una cruz? ¿Besar un instrumento de suplicio? ¿Postrarnos ante ese escándalo y esa locura? ¿Celebrar el Viernes Santo? ¿Encontrar la respuesta en el Campo de San Francisco a las cuatro de la tarde?
Tomás González Blázquez
Fotografía: José Fernando Santos Barrueco