En los años 90 la obsesión de Estados Unidos por el control geopolítico de Oriente Medio se reflejó en acuerdos militares con algunas antiguas repúblicas soviéticas y con la intervención militar en Afganistan e Irak.
La razones morales de dichas intervenciones : la defensa de los derechos de las mujeres en el caso de Afganistan y acabar con la terrible dictadura de Sadam Huseim encubrían otros propósitos menos honorables: el control de Afganistan permitía la vigilancia tanto de Iran, la nueva potencia de Oriente, como de China, el enemigo amarillo que estaba gestando un crecimiento económico espectacular.
Dicho control por parte de los norteamericanos venía a suceder al que habían ejercido los británicos sobre Afganistan y Persia hasta los años 60 del siglo XX.
Respecto a la dictadura de Sadam, la cosa era mucho más chusca ya que Sadam habia sido un niño mimado por Estados Unidos casi hasta la víspera, bien financiado y apoyado política y militarmente frente a Irán.
¿ Cómo era posible que un aliado de ayer se convirtiera de repente en un dictador execrable, " el eje del mal" como lo definía el propio presidente de Estados Unidos?
Y aquí volvemos a los intereses geopolíticos de los Estados Unidos y sus aliados: el dominio político y económico de Medio Oriente, una zona explosiva con constantes enfrentamientos entre árabes y judios por la tierra del Estado de Israel y por las dificultades del Estado Libanés, asolado por las diferencias étnico-religiosas.
El triunfo de los intereses estratégicos occidentales, bien servidos por las abundantes campañas de manipulación periodística sobre las armas de destrucción masiva iraquíes no fue completo al no tener en cuenta un fenómeno que ya había aparecido años antes primero en Afganistán y más tarde en Bosnia: el integrismo islamista convertido, con ayuda occidental, en milicias terroristas.
La invasión de un país como Afganistan basado en culturas tribales y sin conciencia de Estado, donde el sentimiento religioso y de grupo prima sobre otras consideraciones, no trajo como consecuencia el establecimiento de un sistema democrático con igualdad para las mujeres, sino una virulenta reacción de los afganos frente a unos extranjeros que querían imponer una concepción del mundo y de la vida completamente ajena a sus tradiciones.
¡Qué poco habían aprendido los occidentales de la anterior invasión de Afganistán por la Unión Soviética! El resultado un conflicto sin fin que tiene atrapados a Estados Unidos y Europa en una guerra sin salida.