Lunes, 06 de enero de 2025
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Abdul Hadi Sadoun: “La palabra, la patria eterna de un foráneo como yo”
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Abdul Hadi Sadoun: “La palabra, la patria eterna de un foráneo como yo”

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Nació en Bagdad (Irak) en 1968 y reside en Madrid desde 1993. Escritor, hispanista y editor. Es autor de docenas de libros en árabe y en español; entre estos últimos, los de poesía son: Escribir en cuneiforme (2006), Pájaro en la boca y otros poemas (2009), Siempre todavía (2010), Campos del extraño (2011), y la novela Memorias de un perro iraquí (2012). Ha editado y traducido al español las antologías de poesía iraquí contemporánea La maldición de Gilgamesh (2005), A las orillas del Tigris (2006) y Otros mesopotámicos raros (2009), y ha vertido al árabe docenas de obras literarias de autores españoles (Gustavo Adolfo Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, José Hierro, Enrique Vila-Matas y José Sanchis Sinisterra, entre otros), así como Lazarillo de Tormes y las Coplas del Alhichante. En 2009 ganó el Premio Antonio Machado por el poemario Siempre todavía. Su obra poética y en prosa ha sido traducida a varias lenguas: alemán, castellano, catalán, francés, gallego, inglés, italiano, kurdo, persa y turco.

1.- ¿Qué nuevos sueños u horizontes te trajo el connubio con la vida y la obra de Machado?

- Confieso que con Machado he tenido una relación de larga convivencia, no sólo en el aspecto de traducirle al árabe sino porque es el poeta español que más han influido en mi escritura. Desde que leí sus obras he estado dando vueltas en sus órbitas. Es ? en mi opinión ? el autor más completo dentro de su generación, es el alma creadora de la sensibilidad poética. Todo poeta que conozca bien la literatura española no puede evitar caer en estas fascinantes redes. Se trata del creador sin igual a los que en todo caso se añade una lista demasiado larga de mis autores preferidos tanto del occidente como del oriente.

A través de su poesía así como de su vida, aprendí el significado de creer hasta el fin en el poder de la palabra , su profundidad y su sencillez abrumadora.

2.- ¿Cómo te sentiste escribiendo directamente en castellano tu "Siempre todavía"?

- No pretendo ser escritor en castellano, nunca lo pensé, ya que mi lengua materna es el árabe donde puedo defenderme bien, pero me fascina algunas veces la experiencia de escribir en otra lengua diferente y ver cómo te conviertes en escritor distinto y al mismo tiempo el mismo. En "Siempre todavía" empecé a experimentar mis conocimientos del castellano y durante los 5 meses de estancia en Soria disfrutando de la beca internacional Antonio Machado, me vi en otro traje distinto hasta el punto de cambiar mis instrumentos de degustar el lenguaje y sus aspectos poéticos. Sentirte poeta y escribir poesía en cualquier lengua, es un desafío y un arriesgo, pero es un don mágico que no triunfa siempre. En mi caso fue una experiencia maravillosa, y tuve éxito entre lectores y críticos, pero no creo que caeré de nuevo en las redes de las tentaciones castellanas.

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Si el poeta es, casi siempre, un extraño o un foráneo en su propia patria, ¿qué le sucede a Sadoun en este otro suelo que cuenta sus pasos desde 1993?

- Mi marcha de Irak me condujo a un camino de grande aprendizaje, y sin esta salida no hubiera sido yo mismo, quizás sería otro ser que, sencillamente, no sería yo. Soy hijo de dos tierras y más de una cultura, a pesar de eso no siento pertenencia a ninguna, sino pertenezco a toda una comunidad de convivencias y de multitudes de experiencias. Han pasado ya veinte años desde mi llegada a España, y aún me siento extraño en cualquier sitio, quizás por la maldición de esta chispa que se llama literatura y arte. No me conformo con un color, tampoco me interesa ser parte de una única bandera; lo más importante es entender el papel de tu conducta, y poner tu semilla en el lugar adecuado, y no hay mejor identidad que la misma palabra, la patria eterna de un foráneo como yo.

Mucho de generosidad, de compartir, hay en tu ingente labor traductora en las dos direcciones: a poetas árabes al español y a poetas hispanohablantes al árabe. Coméntanos las satisfacciones y los tragos amargos, si los tuviste.

- En realidad traduje a mucho otros poetas, no olvides que llevo casi 22 años traduciendo y publicando poesía hispana en lengua árabe y viceversa. Han sido muchos libros y antologías a lo largo de estos años. Uno de los objetivos de un intelectual en un país y idioma nuevos es sumergirse en sus letras y artes, y dar el paso siguiente de llevar estas letras adquiridas a la lengua nativa. Un exiliado, como es mi caso, después de tantos años, me siento parte de dos tierras, dos culturas y dos lenguas, y mi deber mínimo es producir un acercamiento entre éstas. En mi opinión no existe un medio mejor para esto que la traducción. Muchas veces para sentirme útil en estas circunstancias me sumerjo profundamente en este oficio y a pesar de no considerarme traductor profesional lo hago por el gusto y el placer de la palabra.

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¿La poesía es para ti un refugio, un remedio o un amor confesable

- Para mí la literatura en general es una salvación de muchos tragos amargos en la vida, y por sí es un bálsamo y un refugio. Pero debo decir que la poesía me decepciona muchas veces al no encontrar la respuesta en ella. ¿Es su culpa de verdad? Creo que la cargamos de muchas responsabilidades, y no es más de una de otros tantos bastones que nos guían en las rutas de la vida, y no es el único.

¿A qué crees se debe la existencia de tanto jíbaro o caníbal en el mundo de las letras?

- El mundo de las letras es igual que otro mundo; contiene lo bueno y lo malo, eso es el día y la noche. Su separación está en un hilo muy delicado, es simplemente saber de dónde y de qué punto tiras del hilo conductor. En este mundo hay mundos y creo sinceramente que todo es necesario, incluso la ignorancia y la mala escritura, porque nos enseñan el carácter de cada uno y sus círculos? Pero la razón de todo esto está en la materia del molde básico, y para cambiarlo, hay que fabricar uno nuevo? No soy Dios, tampoco los demás son dioses para corregir estas atrocidades.

¿Cuánto de Eros y cuánto de Tánatos acopian tus versos?

- Personalmente aprecio a la vida y sus diversas manifestaciones. En mí se pelearon durante años y siguen peleando, no soy más que un observador ajeno y al mismo tiempo cercano de sus tentaciones. La inspiración está en la vigilancia y en la creación, y no en la espera del milagro celestial y sobre todo en el trabajo diario para completar bien los puntos del círculo de la vida. En mí luchan la destrucción y su adversaria, y mientras sigo escribiendo, entiendo que el amor y el deseo brotan sin cesar.

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¿Hay un Abdul creyente cuando dice, por ejemplo "¡Oh Señor!/ Cuando dibujo mi cabeza, aparecen los agujeros?" Y, en todo caso, ¿te nutres del misterio, de lo no visible que se presente?

- Quizás parece tópico decir que creo profundamente en la bondad de la naturaleza y sus seres vivos. Pero no me canso en repetirlo. Soy creyente a mi modo, y entiendo a un Dios diferente y muy cercano, no necesariamente va en el mismo camino con el Dios de otras religiones y creencias. No creer en lo común es también una creencia, sobre todo si el motivo es mejorar nuestra vista del mundo y a quienes los rodean. Cuando hay bondad en mí y supera el odio dormido en cada cuerpo, es entonces que soy creyente. ¡Me satisface creer que entiendo poco de todo esto sobre El Dios, y que me despierto cada día repitiendo la misma pregunta básica sobre el universo!

¿Cuál el compromiso del poeta en una época preñada de contiendas, corruptelas e incertidumbres?

- Siempre defiendo la palabra, y que el único compromiso del autor para mí es con su texto. Pero eso no quiere decir que estamos aislados de la sociedad y sus acontecimientos. Quiero pensar que la palabra tiene esta fuerza mágica de cambiar el mundo o por lo menos participar y ser cómplice en los cambios positivos del mundo. No estoy del todo seguro del papel de la poesía? pero tengo fe de que el poeta siempre está presente en el momento decisivo para defender el derecho a una belleza eterna y a un mundo fructífero.

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TRES POEMAS PARA EMPEZAR

La ciudad

Y la ciudad ahora

una línea torcida en mis manos

un callejero de desilusiones.

Desde esta puerta salgo a recibir al día

y desde la misma despido los atardeceres

que se empapan en su fiesta de ámbar.

Ante esta piedra

almaceno mi aliento para otra novillada.

Es un día confuso y desacorde

planifica mis destinos en la cesta de la nada.

Aquí mis pasos

estampan sus eternos laberintos.

El atardecer gris

espera

la fruta que cosecha mi mañana.

Aquí mis nubes se merman

Sombra de tentativas crudas.

Nos une el miedo y no el amor, querida

por eso nos abrazamos todo el rato

Lección

Mi padre en sus repetidas lecciones

me enseñó a no quitarme jamás la sonrisa de la cara

? la cara es cual la mano que saluda ? decía.

Después de los años

en papel del padre

no me queda herencia

para mi hijo

? que nunca nacerá ?

más que esta carcajada dibujada en carboncillo.

Techo Inmóvil

Porque no soy más que uno más

vivo al borde de la selva

el tigre no me arropa

pero imito su asalto.

Me pregunto el significado de mi aislamiento

y también

el porqué veo cada día los mismos árboles

despierto al ruido de las hojas

estampando sus curvas en la tierra.

La mente es a veces más ligera que la respiración

así que froto el cansancio en mis manos

e intento contemplar largamente

no hay sino un techo

ancho y extendido al horizonte.

Es como dilatarse en la penumbra

frotar las piernas dormidas

obligarte a madrugar sobre el rocío

teclear estas letras

en el poema.

Más extraño que la dureza del metal

porque estás solo

crees que los astros giran sin cesar

y pasas las horas mirando al techo.

¡Qué pobre visión!

y un mar de tejados

es el techo.

Su nombre está en mis oídos

pero lo ignoro

ya que adivino sus intenciones

lo señalo

no mira

pero sin duda agita la cabeza.

Los días pasan

transcurriendo

y nada pasa

transcurro

oigo desde lejos: "nada pasa, nada viene".

El techo

una estación firme

volátil

no me cubre ya

a la intemperie

del mundo

permanezco.

El tigre bosteza

se estira

el tigre.

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