Dos limpiadoras de las oficinas de la tercera planta del nº 83 del Paseo de Gracia de Barcelona, mantenían una animada conversación.
-Hoy, 23 de octubre de 1977, es el día soñado; el notre president en el exilio, el Honorable Josep Tarradellas, nos va a decir "Ja sóc aquí" desde el balcón del Palau de la Generalitat. Estoy emocionada ?dijo una apoyándose en la fregona.
-¿Qué es la Generalitat? ?preguntó la otra.
-Como se nota que eres "charnega" ?respondió su compañera-, es el notre Govern en el exilio.
-Pero? ¿tú no eres de Cáceres? ?le echó en cara la amiga.
-Era de Cáceres ?precisó la colega que atendía al nombre de Guadalupe-, pero me he vuelto catalana.
-¿Y el cambio te ha dolido? ?quiso saber Benedykta pensando, quizá, en su propia conversión.
-Al principio?, una miaja por la parte del lóbulo límbico, pero con la ayuda de los psicólogos de l´Ajuntament todo ha ido como la seda.
-No sé, no sé ? Benedykta dudada-, yo soy polaca y tengo familia en mi país.
-¿Y qué? -le animó Guadalupe-, yo la tengo en Extremadura y sé que se alegran de tener un familiar catalán.
-¿Por qué?
-Porque ser catalán es más ?concluyó la conversa.
-Es cierto ?ratificó débilmente la neófita-, ¿y qué has tenido que hacer?
-Sencillísimo, sólo tienes que superar los tres niveles de la catalanidad.
-¿Cuáles son? ? Benedykta estaba lanzada.
-Has de aprender a bailar sardanas con cara aritmética.
-Y si me río.
-Volverás a ser "charnega".
-De acuerdo ?asintió la polaca-, y el segundo requisito?
-Siempre tienes que chapurrear las palabras que sepas en catalán, y las mezclas con algunas de tu lengua materna.
-¡Qué maldad! ?exclamó Amina-, nosotros utilizamos el idioma para comunicarnos.
-¡Quita! ¡Quita! ?sonrió Guadalupe-, ya verás que gustirrinín da.
-¿Y el último?
-Es el más fácil de todos. Te pones mirando hacia el oeste y gritas: "Lo mío es mío y lo tuyo de los dos". Esto tienes que repetirlo varias veces al día.
-¿Cuántas?
-Muchas. Hasta que te empieces a sentirte catalana de toda la vida.
-¿Y seré catalana nacionalista? ? Benedykta quería ir a por todas.
-¡Chica! ?replicó Guadalupe- hay que decírtelo todo. Habrás oído gritar en las manifestaciones ¡Tot mès enllà de l´Ebre es merda! Pues eso.