Poco es lo que conoce de la poesía que actualmente se escribe en la India. Pero un empeño cercano, desde Ávila, propició que el año pasado me acercara a ese mundo lírico, más allá de la obra del admirado Tagore. La revista El Cobaya, dirigida por el poeta José María Muñoz Quirós, dedico un número monográfico al gran Rabrindanath y a la poesía hindú brotada tras su larga sombra.
Así pude deleitarme leyendo los versos antologados de K. Satchidanandan (su poema "Cinco soles" es una pieza necesaria para cualquier antología), Anupama Raju, Ranhir Khare, Bhaben Barua, Tabish Khair, Kheshav Malik o Sujata Bhatt, entre otros. La lectura fue posible, claro está, por las excelentes traducciones de Jesús Aguado, Clara Janés, Alfredo Villaverde, Óscar Pujol o Louis Bourne, por citar a algunos.
Gracias a este impulso pude dar un paso adelante. Conocí la poesía de un joven poeta hindú que es profesor de español y francés en Calcuta. Y aunque escribe en bengalí, él mismo hace una primera traducción de sus versos a nuestro idioma. Se llama Mainak Adak (1984), tiene una maestría en inglés por la Universidad de Burdwan y colabora en las revistas literarias "Kabita Pakshik", "Tathyakendra" y "Kabita Simanta". En dos ocasiones ha recibido el Premio de Escritores Jóvenes (2010 y 2011).
Y como Mainak no está en la antología de "El Cobaya", me propuse dar versión final a tres de sus textos, para que así fluyan con el ritmo que se merecen en castellano. Aquí una parte mínima de la obra de este joven poeta, paisano del también bengalí R. Tagore.
Adak vive en Kotalpur (Hooghly, Bengala Occidental).
UN LARGO POEMA
Quise escribir un largo poema
y me senté acompañado de blancos papeles,
tinta y una preciosa pluma.
Un pájaro extraviado revoloteaba por la ventana.
Más allá, por la autopista, un camión rugía
como un enfermo adolorido.
Pensaba en cómo empezar y en qué tema tratar:
Si de la brillantez de la luna o si del templo
al que asistía mi madre.
Como si de una invocación se tratara,
desde el Paraíso se me presentaron mis abuelos,
padres, tías, primos? y Paloma.
Ellos extendiendo flores sobre mi pluma.
Paloma poniendo un alegre cántico marino
sobre el papel que por encanto se humedeció.
Y ya no pude escribir más nada.
Tras la erupción del volcán todo se aquieta.
También el largo poema que seguro
regresó a mis sueños.
HISTORIA DEL ÁRBOL Y DE LA LLUVIA
Vivo como un árbol apacible
pero hoy mis dedos parecen extraños
cuando me cubre la crecida del agua.
Te levantas desde la sombra de mi raíz,
porque soy hombre y tú eres el corazón
y la forma en que la fuente suena a cascada,
como esta que traes por la noche
en que caigo como la lluvia:
El árbol, la lluvia; la lluvia, el árbol?
en el agua más profunda.
Los dos hacemos nuestra morada
en lo profundo del agua.
¿TAN LEJOS TE HAS IDO?
Lo agradable del verdeante cariño
se acuesta debajo de la vieja duda amarillenta.
Para que de nuevo se levante
abandono la vida bohemia y me acerco
a la barca con la mejor presencia.
Para el amor necesito estar despierto
y por ello me entraño
en el profundo mar de la poesía.
Te he mandando una ardiente llamada
para quererte por completo
después de salvarte con tanto desorden.
¿Pero qué amor es el tuyo, que te alejas
después de haberme tenido en tu corazón?
La poesía de Mainak Adak se impregna de lo onírico y de lo metafórico para poder silabear sus querencias más existenciales, el amor a la compañera, a los padres, a la naturaleza y a la propia Poesía, que para él no es sino el lenguaje del alma y el nexo entre los tiempos pasados y futuros: la ucronía es, pues, el lugar de la Poesía. Así el Eros y el Thanatos de esta costumbre de vivir en sociedad: el poeta bengalí escribe de lo que lacera su vida, pero también de aquello hermoso que le oxigena la existencia.