Nunca me gustó la palabra. Desde siempre me sonaba, al igual que lo que significa, a antiguo, a algo perteneciente al Antiguo Régimen. Incluso llegué a pensar que cuando se hablaba de las múltiples clasificaciones de matrimonios éste, el denominado matrimonio Morganático, no tenía mucho sentido en nuestra época.
Yo bien sabía que estos enlaces entre personas de rango socialextremadamente opuestos , léase proletario con aristócrata, duquesa con plebeyo y viceversa, eran conceptos que estaban superados. Que el amor suplía cualquier diferencia por mucha que fuera.
Me acuerdo de estudiar la romántica decisión del primer Borbón en tomarla (el infante Luis, hermano de Carlos III) al casar con una simple señorita (Teresa de Vallabriga) en Arenas de San Pedro en el año 1.727. Fue el primer Borbón que se atrevió o al menos el primero del que yo me acuerdo.
Después Cristina de Borbón Dos Sicilias (viuda de de Fernando II) casó con el sargento Agustín Fernando Muñoz Sánchez.
En 1.933, Alfonso de Borbón Battemberg, (legítimo heredero de Alfonso XIII) renunció a sus derechos dinásticos para contraer nupcias con Edelmira Sanpedro Robato, de la que se divorció poco después.
A los dos primeros Borbones que cito, parece que les salieron bien estos casamientos ya que sus consortes plebeyos elegidos, fueron ejemplares.
Con todos estos supuestos, a mis contemporáneos no nos supuso ningún estupor que la segunda hija del Rey casara con un joven mozo. Joven, mozo y punto.
Sí que nos hizo gracia, el que entre sus méritos sólo se tuvieran en cuenta su físico y sus aptitudes deportivas. No se le conocía oficio, ni beneficio. Cuando conocimos parte de su historial militar empezamos a dudar. Casi nadie se acordaba de eso tan antiguo de "morganático". De su preparación ética, de sus conocimientos intelectuales o académicos, de sus medios económicos? la mayoría ni pensó. Sólo supimos que era deportista. Los ciudadanos , sin darse cuenta de los grandísimos privilegios que iba a tener, no se percataron del uso que podría hacer de ellos, no se les pasó por la cabeza que este cuento de hadas, podía acabar con presuntos delitos y con encarcelamientos. Buenos a algunos sí y nos llamaron retrógrados. Tampoco casi nadie pensó que este apuesto galán, iba a protagonizar una película espantosa, con final desastroso. Y como siempre me vuelvo a preguntar : ¿y si no es éste el único que nos sale mal? No quiero ni pensar que el "otro matrimonio morganático" de los hijos del Rey, fuera también otro filme de espanto para los ciudadanos españoles. ¿Me seguirán llamando agorero? Si esto pasara, si tuviéramos otra película similar , seguro que no nos iba a gustar tanto como la película de Marilyn Monroe "el Príncipe y? la Corista".
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