I
(A modo de crónica)
El Nordeste brasileño es tierra fértil para la creación cultural. Allí la Poesía está viva en la mayoría de la gente; allí, todavía hoy, circula la literatura de cordel, los romances de ciegos que antaño proliferaban en la Península Ibérica. Allí, en Natal (Capital del Estado de Río Grande do Norte, vive la poeta y socióloga Rizolete Fernandes: ella supo esperar el Tiempo propicio (a modo de las recomendaciones de Eclesiastés) para cosechar la poesía que incubaba dentro, un 'embarazo' de largos años. Primero fue el Tiempo de la sociología, de luchar, desde los movimientos sociales, en pro de los derechos de colectivos relegados. Un punto culminante de esa primera larga travesía fue su libro "La historia oficial omite, yo cuento. Mujeres en lucha en Río Grande do Norte" (2004).
El tiempo de la Poesía, de la publicación de sus creaciones poéticas, llegó con "Lunas desnudas" (2006) y Canción de Abril (2010). Su obra más reciente es "Viento de la Tarde", publicado en 2013 por Sarau das letras y Trilce, una coedición para dar mundo a la propuesta bilingüe de los poemas de esta destacada poeta brasileña. Poco conocida, es cierto, pero excelente poeta, y eso es lo que importa cuando se habla de Poesía y no de Nombradías.
Por eso cuando el poeta y editor David Leite (buen amigo que en Salamanca obtuvo el doctorado en Derecho) me envío su manuscrito y me propuso traducirla al castellano, no dudé en aceptar el encargo, pues rápido uno percibe el pálpito de la buena poesía. Este viernes pasado me llegó un sobre (otra vez David Leite) que contenía una página, formato sábana del periódico "O Jornal de Hoje", fechado en Natal el 29 de noviembre pasado. La misma es una loable crónica de lacto y del contenido del libro de Rizolete, firmado por Conrado Carlos, editor de cultura del citado medio.
El día anterior había sido la presentación brasileña de "Viento de la tarde", libro que tuvo su puesta de largo por vez primera en Salamanca, durante el XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, dedicado a Fray Luis de León, y celebrado el 3 y 4 de octubre. Inmensa alegría tuve este fin de semana, pues sé que Rizolete se merece el mayor de los reconocimientos; también en su propia tierra, profeta allí y aquí y donde se deguste la savia de la mejor lírica. Por ello reproduzco las palabras que, a modo de pórtico, escribí para su libro.
II.
(Pórtico de Viento de la Tarde)
¿Cuándo el cuerpo alcanzará lo que hay más allá de la esperanza? Ante el opaco pozo del Tiempo, el ser humano se sabe fugaz, perecedero en cualquier instante, materia engendrada que, salvo el espíritu, nunca saldrá victoriosa del desgaste. Por ello trata de dejar algunas huellas, marcas de su tránsito, testimonios de aquello que ha ido decantando a lo largo de meses o años. Y la mejor rémora contra el avance del Tiempo es, sin duda, dejar anotados unos textos que contengan la esencia del calendario cumplido. Cronos está sucediendo ahora, oigo decir allá por el Nordeste.
¿Qué tendrá la Poesía? No sirve para nada, pero es imprescindible, especialmente para aflorar lo mejor del ser humano; bien para que amanezca el amor o, también, para cuando la falta de querencias deje múltiples heridas en el corazón de quien anota lo que siente. Poesía, necesidad de plegarias desnudas, de levantar en vilo el mundo o el pasado, verso sobre verso destilado de una Historia personal que sigue en pie; bien en la carnalidad, bien en lo ensoñado que completa la existencia.
III.
¿De dónde viene esa delicada corriente de realidad que siembra en sus poemas Rizolete Fernandes? Entiendo que de la humildad, pero no de aquella que solo perfuma la boca del que esconde sus vanidades, sino de esa sencillez que se ha madurado como un largo ritual en medio del asombro de vivir. Lo suyo es conservar entre las manos esa vida que tiembla demasiado. Pero ¡cuidado! con menospreciar su modestia, pues esta poeta nordestina bien sabe que no importan las apariencias, que solo aquello que está en lo más hondo del ser es lo que trasciende a cualquier lujoso esplendor. Por eso, ya en su libro Canciones de abril, deja bien clara su postura existencial: "Poco importa / que otro pájaro cante en mi portal".
¿Cómo es el hambre suya? De cierto que es inmensa, pero no solo está en la órbita de lo físico sino de lo espiritual: hambre de amor, de belleza, de paisajes de la infancia, del Dios que la dejó "inmersa en la fe"; hambre de lograr una escritura poética que le permita destilar su trayecto existencial, la vida como un ensayo: "Porque la vida, la vida, la vida / esta grande orquesta/ en permanente ensayo / debe ser regida equilibrando / en el extremo de los dedos / el vértigo de lo rápido / y en el alma un suave adagio".
IV.
¿Cuántos textos leer de este Viento de la tarde? Una porción basta para saborear la calidad de la cosecha. Pero recomiendo comer y digerir las cuarenta y cuatro raciones que se ofrecen para el banquete. Y no por gula sino por simple necesidad de sentir de nuevo la presión del Amor, los deseos o anhelos de emparejarse, aunque después se sienta: "?a veces en el pecho una punzada / en el alma un ligero sobresalto". Magnífico inventario del mal de amores que tarda en cicatrizar, como cuando se confiesa: En el largo invierno de tu ausencia / llueve más de lo que absorbe mi pecho".
Pero no todos los platos tienen los mismos ingredientes: también lo telúrico está presente (sea Teresina o Caraúba), y el recuento de las cosas, como cuando alguien se balancea en la mecedora mientras piensa en lo que tiene más cerca; o el día a día agotador de una obrera, o sobre la esquiva poesía?
Hay, en esta obra de Rizolete Fernandes, una reunión de horas de vuelo, de experiencias sentidas y apreciadas. Viento de la tarde es una pasarela por donde desfilan los días de ella y de los otros. No olviden que el yo de la poeta no siempre resulta ser el suyo, pues suele abarcar a los demás.
V.
¿Acaso Cronos no se detiene algo cuando algún presagio lo electriza? Tiempo y amor: redención: "¡Ah, ese labio ardiente / esa promesa/ que me vuelve hacia ti / creyente / y redimida!".
VII.
(Siete poemas traducidos)
BALANCEO
La mecedora
lento balancea el cuerpo
en la acera al atardecer
Sobre sus temas a cavilar:
mujer hijos los ingresos
del mes la feria. Evalúa
la andadura el gozoso
sosiego en su ocaso
la vida puede balancear
REDENCIÓN
¡Ah, esos negros ojos del querer
esa sonrisa
que en el alma enciende
el sueño y alienta
el trabajoso vivir!
¡Ah, esa mano que sosiega
esa ternura
que levanta piedras
y afirma
la existencia amada!
¡Ah, ese labio ardiente
esa promesa
que me vuelve hacia ti
creyente
y redimida!
VOLÁTIL
La poesía
se derrama vertical en el asfalto
recorre zanjas no previstas
en suelo estéril pinta lo verde
levanta belleza en las montañas
Agita hogueras en campos de petróleo
se gasifica y es bruma del mar
se adensa calor y vive nube
para enseguida licuificarse
entre mis dedos ágil escapa
VIENTO DE LA TARDE
Cuando le corresponde ser
travieso el viento de la tarde
entra sin pedir permiso
y se pone a desmantelar
puertas y alma de la casa
Desparrama papeles al suelo
invade lugares secretos
arranca hojas a la planta
que verdea en mi sala
Silba en mis oídos
hace fiesta en mis cabellos
y parte al sentir la noche
llevando consigo la calma
mientras dura la estación
PASARELA
Sobre los coches
en la pasarela
de hierro y cemento ella
se imagina "top model"
Cualquier día de la semana
en su elevado camino
nadie exceda o retire
la alfombra del desfile
cubierto de "flash" solar
La chica disfruta la delicia
del arte de la ingeniería
que ofrece la ciudad
y se inaugura en las nubes
igualito a las estrellas
¿Quién que pasa por arriba
no osa posar
y quiere sentirse "star"?
SEDUCCIÓN
Como si no fuese suficiente
la algarada de ritmos que tu presencia
despierta en mi pecho
el horizonte de misterios
revelando en tu sonrisa
la enloquecida lira
de tus palabras
vibrando en mis oídos
por si fuera poco
se exalta la llama
de esa mirada
como si mi cuerpo fuera
receptáculo de todo el amor que hay
y fueses la única fuente
de lo que se convino llamar
magnetismo y seducción.
TENDEDERO DEL PASADO
Cuando avisaste que te ibas
llenos de espanto
mis ojos supieron de temporales
más no por desconocer angustias:
- temprano supe convivir con ausencias -
lo que me enrarece el aire en el pecho
fue tu inocultable afán
de colgar sueños en el pasado
sin leyenda
ritual de despedida
o cualquier deferencia
solo rápida
en trasmutar todo lo que vivimos
en casi nada.