Pues sí que las mujeres empezamos bien el año. Cuando ya pensábamos que poco se podía hacer, desde el Gobierno, para empeorar la difícil situación que la inmensa mayoría de nosotras está soportando en estos tiempos de crisis, viene el botarate de Ruiz Gallardón y nos da la puntilla con su reforma de la ley del aborto. Una reforma que nos retrotrae a épocas de infausta memoria, cuando las señoritas y señoronas de altas cunas y bajas camas se iban a abortar a Londres mayormente de los embarazos no deseados, habidos dentro y fuera de sus lustrosos noviazgos y matrimonios, mientras que las demás tenían que hacerlo de mala manera, en la clandestinidad, sin ninguna medida higiénica y atendidas la mayoría de las veces por gentes de pocos escrúpulos. Tiempos aquellos en los que a las mujeres de no ser monjas o putas no les quedaba más camino que el de ser santas esposas y madres, o solteronas condenadas socialmente de por vida.
¿Pero no era este hombre el que se presentaba no hace mucho, cuando era alcalde de Madrid, como el paladín de la progresía dentro del Partido Popular? Pues sí, este era. Parece ser que mostrarse ante la opinión pública y ante su propio partido como la alternativa progresista al señor Aznar y a los suyos, fue la mejor manera que encontró el señor Gallardón de hacerse notar y de alimentar su enorme ego. Como ahora mandan otras circunstancias, no ha tardado nuestro hombre para volver a estar en el candelero, en pergeñar la citada reforma de ley y con ello convertirse en heraldo del ala más conservadora del Partido Popular. Cosa que dicho sea de paso beneficia al Gobierno porque tiene a esa facción de sus votantes muy cabreada. Osea que además de botarate es un chaquetero, que casi viene a ser lo mismo?
La polémica está servida, incluso dentro del PP, porque esta reforma además de suponer una involución en las leyes alcanzadas hasta el momento, es tremendamente hipócrita. La nueva ley no contempla el aborto cuando el feto tiene malformaciones y yo me pregunto ¿qué seguridad va a tener esa mujer a la que se le obliga a tener a su hijo de que el niño va a tener una vida digna con los recortes que están sufriendo las prestaciones sociales? ¿Sabe el señor Gallardón cómo están malviviendo las miles de personas dependientes que hay en nuestro país a las que el Estado les ha rebajado drásticamente la subvención, cuando no se las ha quitado? Y por otro lado, ¿qué pasa con los niños de las violaciones? Según sus normas ¿por qué ellos no tienen derecho a la vida? ¿Qué vida les espera, por otra parte, a esos niños cuyos padres están en el paro y sin futuro, viviendo de la caridad?
En el fondo, yo creo que lo que al señor Ruiz Gallardón le molesta y a los que como él defienden lo recogido en esta reforma de ley, es que las mujeres sean dueñas de su cuerpo y sus decisiones. Sería canallesco que esta reforma se hiciera solo para recoger votos.
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