Fina cosa la diferencia entre corte y recorte. Y curiosamente al ponerle ese "aditivo" por delante, el verbo se especializa y reduce su campo de trabajo a lo sobrante. Se "corta" hasta lo indispensable, pero se "recorta" lo que no lo es. Es la precisión del lenguaje, que, por cierto, sería bueno mantener.
Esto son las palabras, pero como tantas veces todo cambia al pasar a los hechos Y así puede darse que haya recortes en lo que nunca debiera haberlos porque es indispensable y fundamental para una vida humana y justa. Y más habiendo muchas zonas del gasto de un país que son secundarias y perfectamente recortables sin grave injusticia para nadie. Esto lo pienso cuando llega la gente con el corte de luz o de gas o con el aviso del corte de la vivienda o con la nota del banco en la que la ayuda de supervivencia que recibía le ha sido (re)cortada casi a la mitad. ¡Eso es un corte, no un recorte!.
Pero no es de esto de lo que quería escribir, aun siendo algo tan importante y diario. Me refiero ahora a otros recortes, necesarios y ya casi urgentes, creo yo, a la vista de lo que pasa. Algunos exemplos, como decían los antiguos.
Sería bueno recortarle a las Navidades muchas adherencias sociales, comerciales, religiosas y dejarla en paz como simple y magnífica Navidad cristiana: Dios se encarna en un niño hace siglos y? a vivir la Buena Noticia quienes crean en ella.
Estaría bien ensayar recortes por arriba, porque si a Briareo, el de los cien brazos, le recortas uno, no pasa nada, pero si al que tiene dos le (re)cortas uno, eso es ya un corte mortal. Y esto está pasando, que a la vista está.
Por higiene ética nos harían falta algunos recortes, aunque fueran de prueba para ver qué pasaba, en los tentáculos (que el lector, por favor, colabore y quite "tentáculos" que me parece tendencioso y ponga "intereses", que es más respetuoso) de los partidos y grupos similares y pasaran de condicionar toda la política y casi toda la economía a centrarse en sus funciones de servicio al común de la polis.
Y la Iglesia, en todos sus niveles, muchos y diversos, debiera aprovechar el aire fresco del Papa Francisco y aventar ("limpiar" se decía en mi pueblo) la paja que desde tiempos se le ha metido por rendijas y entresijos. Supongo, y no paso yo de ahí, que no hay que cortar nada de nada, pero que sí hay mucho que recortar y cuanto antes se hiciera más ganaríamos todos, creyentes y gentiles.
Y así docenas y docenas de recortes que cada uno puede añadir. Otra cuestión son los cortes, ¡esto es mucho más grave!, que habría que impedir o reclamar según el caso. Para otro día.
Recortes: a la Navidad; a muchas más cosas?
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