La imagen de Papá Noel es un anuncio de Coca-Cola. No es una metáfora sino un dato real.
El genuino Papá Noel era un personaje asociado al solsticio de invierno en las antiguas culturas nórdicas, reconvertido por el cristianismo en la figura de San Nicolás, un obispo de origen griego nacido a comienzos de la Edad Media en la actual Turquía y venerado sobre todo en Italia. Como encargado de traer los regalos navideños equivale en algunos países a nuestros Reyes Magos, pero hasta bien entrado el siglo veinte nunca fue representado con los colores rojo y blanco y el diseño de ropa con que se conoce en casi todo el planeta.
La empresa Coca-Cola, que había elegido como colores corporativos el rojo y el blanco hacia 1890, los aplicó al atuendo y el aspecto de Papá Noel en 1931 para promover el consumo de la bebida durante el invierno. La imagen es invención de uno de sus dibujantes publicitarios, Haddon Sundblom. Esa asociación visual entre la figura navideña y la marca cumplió eficazmente el objetivo de expansión estacional del refresco, hasta entonces asociado al verano. Hoy, más que un objeto de veneración, el barbudo filántropo constituye un icono destacado en el retablo publicitario del becerro de oro.
Por cierto, a pesar de lo que se cree y consta por escrito hasta en las enciclopedias (la de Espasa dice "Bebida gaseosa de origen estadounidense"), la
Coca-Cola es un invento español, registrado en 1880 como "Refresco de Cola" por un industrial de Ayelo de Malferit, Valencia. Lo repartió por muchos lugares del mundo, entre ellos en Estados Unidos, donde le añadieron gas carbónico y pusieron el actual nombre comercial en 1886. La prueba de que se trataba de los mismos ingredientes es que durante algunos años no se pudo vender la Coca-Cola en España porque coincidía con la registrada por el valenciano.
Puede que si se hubiera hecho justicia, cosa poco frecuente en el ámbito de los inventos, la marca comercial más conocida del mundo sería hoy para nuestras arcas una fuente de ingresos tan importante como el turismo.
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