El pasado 15 de diciembre finalizó la sexta edición del programa de visitas culturales: Las llaves de la ciudad, impulsado por la concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Salamanca con el fin de dar a conocer a todos los salmantinos aquellos espacios menos visibles de nuestra ciudad. Este año la convocatoria se presentaba bajo el lema: "Te entregamos estas llaves para que te sientas como en casa, como en el cielo". Tan sugerente propuesta coincidía además con la celebración del XXV aniversario de la declaración de Salamanca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Cielo y tierra se unían en esta conmemoración para revelar los tesoros que guardan nuestras piedras.
Trece han sido los espacios elegidos. Sorprende que en esta edición, se han suprimido las visitas a la sacristía de la Catedral Nueva (¿no celebramos este año su V aniversario?) o a la magnífica iglesia del convento de las Isabeles. Es de agradecer, sin embargo, la incorporación de la iglesia de la Vera Cruz con su deslumbrante riqueza patrimonial o que por primera vez se haya facilitado el acceso al cerro de San Vicente. Era ya hora de que los salmantinos y visitantes en general pudiéramos conocer el acondicionamiento definitivo de este enclave arqueológico cuya adecuación, intervención y "puesta en valor" (como dicen nuestros representantes en lenguaje políticamente correcto) ha costado 114.000 euros, pagados conjuntamente por el Ayuntamiento de Salamanca y la Junta de Castilla y León. Me cuentan que a partir de marzo de 2014, los centros escolares de la ciudad, a través de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes podrán solicitar una visita guiada, pero el resto de ciudadanos ¿cuándo podremos acceder al Cerro de San Vicente? ¿Habrá visitas guiadas fuera de las realizadas en Las llaves de la Ciudad? Nadie sabe nada.
Las llaves tienen la facultad de abrir y cerrar las puertas. Facilitan el acceso a otros dominios, por lo que simbolizan la sabiduría, la madurez o el éxito. Imagino que estas cualidades atribuidas al poder de una llave serían las que se tuvieron in mente a la hora de diseñar este programa de visitas culturales. Visitas, por otra parte, muy reducidas en el tiempo. Apenas unas semanas para empaparse de la hermosura y la sabiduría depositada a través de los siglos. ¿No habría alguna posibilidad de prolongar estar visitas? ¿No podrían utilizarse como una propuesta continuada a los múltiples visitantes y turistas que se acercan a nuestra ciudad? Podría ser una opción para todos aquellos que quieren algo más que un plano que les muestre el itinerario a las catedrales o la búsqueda de la rana en la fachada de la Universidad.
Todas las ciudades de gran riqueza artística ofrecen al viajero alguna llave que les abra otros espacios. Por ejemplo la ruta por los conventos sevillanos que se ofrece cada domingo por la mañana, los paseos por la Córdoba mágica y un largo etcétera. Aprovechemos de manera continuada las nuevas instalaciones de luces y sonidos que amenizan las visitas, los paneles expositivos, las palabras de los guías, la voz de los actores que nos trasportan a tiempos pretéritos devolviéndonos la vida y milagros de ilustres personajes. Aprovechemos nuestro patrimonio para acercar el Arte a todos los públicos, a los salmantinos de todas las edades que quieren recrearse en la historia de su ciudad. Facilitemos que los padres puedan ir con sus hijos a estas visitas y educarles así en el respeto a nuestro patrimonio, desde su conocimiento. Tal y como están planteadas Las llaves de la ciudad esto resulta del todo imposible. Para acceder a estas llaves se necesita una invitación. Las colas para conseguirlas suelen ser interminables y en horario laboral. Solo nuestros mayores, los únicos a los que la jubilación les permite el tiempo libre suficiente para aguardar pacientemente en la cola, consiguen las invitaciones. En la presente edición, las colas se han desplazado de la Oficina de Turismo de la Plaza Mayor al Centro de Interpretación del Patrimonio Arquitectónico y Urbano de Salamanca (Monumenta Salmanticae) pero el problema sigue existiendo. ¿No se podría pagar una entrada? Sin ir más lejos, en Valladolid, las visitas teatralizadas al Palacio de Santa Cruz que se realizan cada fin de semana cuestan seis euros. Puede aducirse que estamos en tiempos de crisis. Pero creo sinceramente que el gratis total no funciona para la cultura. Una cultura que no se paga, lamentablemente, al menos en España, no se valora. No tenemos la conciencia ni la costumbre anglosajona de dar donativos que contribuyan al mantenimiento de fundaciones, museos, visitas teatralizadas, etc.
Esperemos que la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Salamanca siga apoyando esta brillante iniciativa de Las llaves de la ciudad, mejoradas y ampliadas, para permitir el acceso a nuestro valioso patrimonio.
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.