Le preguntaron a Cocteau qué cuadro se llevaría si se incendiada El Prado, y citando una frase clásica contestó "me llevaría el fuego". Dalí, allí presente, apostilló: "Dalí se llevaría el aire, nada menos, que el aire, y específicamente el aire contenido en Las Meninas de Velázquez, que es el aire de mejor calidad que existe. " Y defendía en la memorable entrevista con Soler Serrano, que el aire era el elemento pictórico por excelencia; Podría haberse puesto, más barroco y tenebrista y haber dicho la luz, con ojos de fotografía, pero Dalí sabía mucho de pintura, de esa pintura a la que ni él ni nadie ha vuelto a alcanzar.
Esa pintura no solo contiene aire, es todo aire, brisa suave en la piel, las pinceladas leves y justas como si pensamientos fueran, pintar con la mente soñando pintar. Ni tan siquiera tiempo pues es sólo un instante que parece cazado al azar, ese instante que colma toda la eternidad. (Perdón si es esta evocación es equivocación, es otoño, suena Mahler, aire y tiempo a la vez y el sol declina henchido de tristeza?)
« ¿Dónde está el cuadro?» Exclamó Théophile Gautier, delante de él.
Os traigo unas Meninas despobladas, no vacías, la obra de José Manuel Ballester,Palacio Real (2009),( Impresión fotográfica sobre lienzo 276 x 318,4 cm edición 1/2 +P.A.Guggenheim Bilbao). Parece que está esperando llenarse de vida, de gentes, que el aire se mezcle con su respiración.
Llegará Margarita, la infanta, luego breve emperatriz, con revuelo de damas y faldas de guardainfante, Isabel de Velasco iniciando una leve reverencia, fue dama de honor, María Agustina Sarmiento de Sotomayor, que inclina su gracia rebosante para ofrecer agua fresca de su pequeño búcaro arcilloso; La fielMari Bárbola, enana y bufón, con la de Velázquez las únicas dos miradas atentas a todo lo que pasa a su alrededor. Dan gana ganas de preguntar: Mari, qué sucede, también lo preguntó Buero Vallejo y respondió. Detrás, en la penumbra,Marcela de Ulloa ya viuda, vestida según su condición, conversa con el guardadamas y vigilan a tanta juventud.
José Nieto Velázquez, aposentador de la reina como el propio Velázquez lo era del Rey, en el fondo, da lo mismo si va o viene si entra o sale, allí está solo paradar profundidad al cuadro, y en último término, como en Las Hilanderas el más intenso punto de luz.
En primer plano hay un mastín que si no fuera tan indolente y perezoso bien podría haber pasado por guardián de la escena. Pero apenas siente el pie leve deNicolasito Pertusato, el noble enano aniñado, allí de unos dieciséis años, cuya longevidad llegaría a sobrepasar los setenta años, entonces toda una venerable ancianidad. Si nos fijamos una leve mancha nos dice que su pierna de apoyo a la patada, antes estaba totalmente dentro del cuadro, y ahora ha quedado en parte fuera en aras de una mayor naturalidad, esos llamados" pentimenti" de este autor que denota que "Velázquez dibujaba pintando", como después lo hicieran todos, los escasos ( y ante él ¿?), grandes pintores.
Falta solo un reflejo de reyes, Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, unos dicen que es lo que verdaderamente está pintando Velázquez cuando recibe esa visita de algarabía, pero a mí no me pega un retrato de dos en un lienzo tan grande, de la misma exacta dimensión que este que comentamos aquí; me dijo Perogrullo: está pintando "Las Meninas", que como es mucho más que un cuadro no tiene ni haz ni envés. Y Velázquez en autorretrato pintando de pie, dominando desde una altura que ninguno alcanza ni por casualidad. Hay un lapsus de tiempo entre la realización de la pintura y una afirmación final en esa cruz de Santiago que tanto deseó llevar.
No sé si os ha pasado esto de divagar sobre los secretos de composición del cuadro sobre el que más ha escrito la humanidad. Yo alguna vez he tirado de lápiz y me he hecho un croquis. Porque esto sí que es una verdadera instalación. Es caso es que en la borrada fotografía de Ballester no hay nada extraño, y cuando se llena de personajes el cuadro real cambian toda conjetura, perspectiva y dirección. Borges diría que como todo en la vida es un juego de espejos y el espejo es siempre un enigma multiplicador.
Esta es solo una nueva teoría con los lápices de las nuevas tecnologías, si queréis la pincháis
https://dl.dropboxusercontent.com/u/221511297/II/Las%20meninas%20de%20Vel%C3%A1zquez%20II.html
Más allá de supuestos curiosos solo decir que si alguna vez podéis disfrutar de esta obra en el Prado en silencio y soledad, lejos de los turistas recopiladores y de sus vocingleros pastores de visitas guiadas, tomaros tiempo, algo de ese tiempo que allí se ha petrificado, si os preguntáis qué mira atenta María, o de soslayo Margarita, qué pinta Diego, yo os cuento una posible respuesta de un amante de la pintura acostumbrado a mirar otros mundos en esas ventanas que nos abre el arte en la pared: Aquí no hay ventana por donde mirar, solo y ante él, este cuadro hace un bucle y te atrapa, tu eres el centro, son ellos los que te miran a ti.
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