Hasta hace muy poco tiempo muchos niños sólo querían ser de mayores astronautas, pilotos, médicos, policías o bomberos, seguramente porque la mezcla de heroicidad, riesgo, aventura y reconocimiento público nos han maravillado a todos siempre desde bien pequeños. Sin embargo, de un tiempo a esta parte algunos de los más aventajados de la clase dicen que quieren ser políticos o participar en un 'reality show' cuando tengan unos años más? porque lo de descubrir la vacuna del sida o acabar con el cáncer ya no les llama la atención.
Los menores se dan cuenta de que tener un trabajo honrado no es suficiente para ganarse la vida porque si das con un jefe descerebrado, un gerente ladrón o un político canalla te pueden arruinar la existencia en un momento. Ven que la política es un gueto en el que hay más corporativismo que en cualquier otra profesión y que sólo ellos tienen el sueldo asegurado, nunca hay retrasos en sus nóminas, hacen demostraciones de poder, a veces absoluto, visten trajes caros y viajan en buenos coches y con chófer aunque sigan sin saber conjugar algunos verbos como escuchar, dialogar, rectificar o dimitir.
Viene todo a cuento porque un grupo de bomberos de la capital cometió la 'osadía' en una democracia de protestar pacíficamente contra el despilfarro que supone, en tiempos de crisis, la inversión de más de un millón de euros en una torre de entrenamiento que al parecer encima tiene deficiencias técnicas. Su 'delito' es que lo hicieron en la inauguración oficial, ante las máximas autoridades locales, provinciales y el consejero de Fomento, y que les sacaron los colores por reclamar que ese dinero hacía más falta en educación, en sanidad? Ahora, 16 de ellos son considerados casi unos 'delincuentes' por los dirigentes y cumplen una sanción de un mes sin empleo y sueldo, aunque cuentan con la solidaridad de sus compañeros y de una inmensa mayoría de la ciudadanía, incluso a nivel nacional.
A simple vista suena a cacicada por parte de quienes manejan igual de bien las leyes que promulgan para amparar sus prebendas como los eufemismos para desviar la atención y no debatir ideas ni proyectos. Los políticos son la mejor demostración de que con buenos compañeros de viaje se llega a cualquier sitio aunque en el fondo no se quiera ir a ninguna parte, sino simplemente mantenerse en la 'foto'.
Quienes hablan de ajustes en lugar de recortes no pueden entender la solidaridad; quienes sólo reconocen como único trabajo en sus vidas la política no pueden hablar de sacrificios y quienes se sienten agredidos por una simple pancarta cargada de sentido común y niegan el derecho al pataleo no pueden ser considerados demócratas ni representar a los ciudadanos.
Es incomparable la labor de un bombero con un político: -uno salva vidas y el otro las complica; el primero afronta el riesgo y el segundo va rodeado de guardaespaldas y policía para sentirse seguro; el bombero informa a los periodistas de los sucesos y el político no suele responder a lo que se le pregunta y encima lee discursos que le escriben otras personas-?
Ya saben por qué los niños están descubriendo que ya no quieren ser bomberos, ni policías, ni médicos, ni profesores, ni? ¡Sentido común, por favor!