La sociedad occidental se muere de egoísmo, el individualismo atroz, el culto al dinero, el consumismo desaforado, la ausencia de valores éticos está degradando los fundamentos de nuestra sociedad.
La solidaridad se ha convertido en un simple objeto de mercado utilizado por los políticos o diversos grupos para encubrir lamentables cenas o rastrillos caritativos. Ser solidario significa dar una parte de uno mismo a los demás, sin contrapartida alguna, porque la solidaridad es esencialmente un acto de justicia social como miembros que somos de la humanidad.
No se puede proclamar la defensa de los derechos humanos en todas partes, si no nos involucramos en las necesidades de los que están cerca de nosotros sufriendo. Pero claro la gente que padece a nuestro lado no es noticia, únicamente nos movilizamos cuando las catástrofes naturales golpean un país lejano y salen repetidas veces en los medios de comunicación. Solo entonces dejamos deslizar una pequeña lágrima en
nuestro rostro y conmovidos hacemos alguna pequeña aportación económica.
Es justo, desde luego, que nos solidaricemos con aquellas personas que se han quedado sin nada, como ahora con Filipinas, son nuestros hermanos. Pero es urgente que repensemos el sentido de nuestra existencia y hagamos un esfuerzo para comprender y sentir empatía por los problemas de nuestros semejantes, como de hecho hacen, por fortuna, cientos de ciudadanos que colaboran con las organizaciones sociales que
combaten la desigualdad y la injusticia.
En medio de esta sociedad corrompida por la falta de humanidad hay una minoría de personas, jóvenes y mayores, hombres y mujeres que dedican su esfuerzo todos los días, desde un encomiable anonimato, a combatir la pobreza, a luchar contra las raíces de la injusticia social, sin que sean noticia en los medios de comunicación. Una de las preguntas que deberíamos hacernos es ¿para qué estoy en este mundo?,
¿solamente para convertirme en un consumidor, viviendo aislado de las injusticias que lo azotan? A todos los voluntarios que trabajáis en favor de la igualdad social y la justicia gracias, porque vosotros nos redimís como seres humanos.