Siempre, siempre, siempre

Hasta, al menos, en una decena de ocasiones, y a lo largo de unos veintitrés minutos escasos de intervención, empleó el término "siempre" la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, en su reciente visita a Salamanca. Llegó más de media hora tarde -eso sí había avisado, lo cual es de agradecer- a un encuentro con un nutrido grupo de mayores con el objetivo de explicarles de primera mano la reforma de las pensiones planteada por el Gobierno de España.

A pesar de la división de opiniones ?empleando términos taurinos- con la que fue recibida, poco a poco fue camelándose al aforo, cansado o convencido -no sé bien- de la insistencia en torno a que "las pensiones subirán siempre, incluso en tiempos de crisis".

Sin duda, la puesta en escena estaba perfectamente calibrada desde prácticamente el minuto uno cuando les dijo a los mayores: "Sois nuestra fortaleza y nuestra esperanza" para continuar por lo buenos que eran debido a "los muchos esfuerzos" que están haciendo para vivir y también para ayudar a sus hijos y a sus nietos.

Alegrados los oídos, lo siguiente era justificar la tan traída y llevada reforma de las pensiones realizada, según dijo, con "responsabilidad", ya que las cuantías subirán "en función del IPC y de la situación real del sistema de pensiones". Se incrementarán "siempre" y "nunca" se congelarán "gobierne quien gobierne".

Y por si hubiera quedado alguna duda, aunque en ningún momento fue interrumpida a lo largo de su discurso que acabó siendo lo más parecido a un mitin electoral, la ministra hizo un llamamiento a la tranquilidad y a la confianza, y animó a los mayores a que "no tengan miedo" porque "el barco de las pensiones no se hunde" con la reforma.

Para terminar, augurios de que "la prosperidad llegará pronto" y aplausos.