Dicen que la necesidad crea maestros. El jueves pasado estuve en la inauguración de la tienda de unos amigos míos en Zamora. Una tienda pequeñita en el corazón de esa románica ciudad. Puesta con buen gusto y con delicioso "marisco de pocilga". Un establecimiento creado con el alma y desde la ilusión.
Estos amigos, siendo forasteros y como mandan los cánones, se fueron al consistorio a preguntar qué y qué no podían hacer. La respuesta fue sorprendente: a todo lo que pedían les decían que sí. Dos barricas en la acera junto a la puerta: sí; una alfombra roja en la calle para la entrada: sí; unos focos en la vía pública para la fachada: Sí. Qué Chocante, pensaron, cuando en Salamanca la palabra más oída en el cabildo es NO.
En estos crueles tiempos que nos tocan vivir, siempre pienso en por qué, en general, los políticos no quieren que avancemos empresarialmente, ¿estarán tan metidos en su mundo que se olvidan de las necesidades del pueblo? O lo que es peor, ¿Estarán tan acostumbrados a gastar dinero que no tienen ni idea de generarlo?.
En Salamanca, se supone, tenemos un gobierno liberal. Un gobierno que no debe coartar a las empresas que luchan contracorriente para no ahogarse en este río desbordado, en gran medida, por los propios "señores del poder".
No hay nada más creativo que un empresario. Es capaz de crear campañas de captación de clientes con recursos nimios: dos mesitas en la entrada del bar, un cartelito simpático en la puerta de la tienda, un poco de música suave hacia el exterior? La respuesta es la misma, siempre NO.
Tenemos unos impuestos ciclópeos, pagamos una seguridad social piramidal (que si lo hace una persona de a pié lo mandan a galeras). "Señores del poder", ¿no se dan cuenta que para pagar todo (incluidos sus sueldos) los empresarios necesitan que les dejen trabajar?.
Dicho esto, y teniendo dos años más de gobierno liberal hasta que vuelvan esos del capullo en el puño, que nos metan en otra vorágine de gasto social descontrolado, levanten la mano, esta vez para ayudar a los empresarios, que por la necesidad, se han vuelto maestros.
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