Creo que en oftalmología se habla más de `visión periférica´, más exacto. La visión periférica es el campo visual que existe "fuera" de la visión; es la capacidad de ver y reconocer los objetos que se encuentran a la derecha, izquierda, arriba y abajo y que no están directamente en la línea de visión. O algo así.
Quizás lo más grave es que esa pérdida de visión lateral, es una afección (¿infección?) que se da en todos los espacios de la especie humana: el que vive metido en su casa y pretende que Dios esté en la de todos; el que sólo ve la pequeña mota en el ojo ajeno y no ve la viga grande en el suyo; el que apedrea con furia el mal ajeno y ni siquiera se da un golpe de pecho por el suyo; el que se escandaliza por los escándalos de un lado, el que sea, y ni siquiera es capaz de aceptar y reconocer o remediar los de la otra ladera; el que sólo ve lo malo, lo negativo y es incapaz de ver y gozar lo bello que cada día tiene y da; el que es tan partidista que parte en dos el mundo entero y sólo le importa su mitad; el que hace de la fe una falsa venda y se pierde la riqueza de otras veredas; el que como un poseso sólo vive en posesivo poseído por esa atrofia de su visión y sólo ve su interés, su casa, su familia, su religión, su partido, su idea, su dinero?
La lista es prácticamente infinita y parece, o parecemos, una repetición de los tres monos japoneses, Mizaru, Kikazaru, Iwazaru, que «no ven, no oyen, no hablan. Y uno recuerda viejos pasos de visión y de lucidez hoy casi perdidos: ver (casi se podría decir "ojos claros, serenos?", madrigal famoso), juzgar (como lo de Antígona: "antes de herir, escucha") y actuar (¡por si es verdad lo de que "el que no se mueve es cómplice"!).
Y es que ya no tenemos tiempo para mirar con calma hacia los cuatro lados (izquierda, derecha, arriba y abajo): se podrían describir, si veinte líneas no fueran tan pocas, los grupos sociales que entre nosotros sólo miran, o miramos, en una de esas cuatro direcciones. Y sólo es justo, inteligente y plenamente "sapiens" el que mira cuidadosamente, iba a decir `amorosamente´, hacia los cuatro lados.
Apenas hay oportunidades de trato y contacto con los de la otra ladera o con los de la acera de enfrente y si no hay tacto ni contacto es difícil que haya reconocimiento y abrazo. Y nos azuzan (no olvidar que este verbo es, o era, exclusivo para el mundo de los perros de caza) desde casi todas las instancias (¡se acerca peligrosamente a instinto!) a no ver ni oír ni hablar, con la pretensión de fidelidad religiosa o de coherencia política o de pureza moral o de esencias nacionales o de salvaguardia de lo propio o de vete tú a saber qué intereses de sabe dios quién que te vuelven ciego, sordo y mudo? y perfecto ciudadano y seguidor ejemplar. Y ya está.
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