Dicen que en el bosque, empieza la vida cuando se pone el sol,?
Frondosa estaba la vereda, cuando de entre el ramaje y con los primeros rayos de sol, vino al mundo, un pequeño Caracol. A la misma hora y en un paraje no muy lejano de allí, nació una minúscula Cicindela. Este pequeño personaje no llega a alcanzar en toda su vida los 2 cm. Los días fueron pasando y tanto el Caracol como la Cicindela seguían sus ciclos vitales rodeados de plantas, arbustos, compañeros de bosque y amenazadores animales. Mientras uno se sentía cada vez más seguro al irle creciendo la caracola e ir desarrollando una gruesa capa de fluido mucoso para evitar las heridas, el otro iba viendo como sus pequeñas patas y su minúsculo cuerpo apenas crecían. Los días transcurrían con el amanecer del sol, el paso de las estaciones, los vientos, las lluvias y el profundo anochecer del bosque. Era ahí, cuando uno y otro permanecían alerta de los posibles peligros. Un día, en medio de la noche se encontraron de frente. El Caracol lleno de mucosidades se movía lentamente y con dificultad podía reprimir el ataque de depredadores y parásitos, la Cicindela por el contrario con rápidos movimientos podía hacer frente a todo lo que le pudiera hacerle daño. De pronto el Caracol, entre jadeos le preguntó a la Cicindela: porque siendo tan pequeño, sin tener una coraza y sin protección para la piel puedes esquivar el peligro constante que nos acecha?? La Cicindela casi sin esfuerzo le dijo: amigo Caracol, nací pequeña, pero aproveché mis grandes ojos para ver que las dificultades no están en nuestros depredadores, sino en uno mismo. Desarrollé gran velocidad debido a mi pequeño cuerpo y mis delgadas patas, me di cuenta que tener una casa tan pesada podría salvarte en ocasiones de depredadores externos pero nunca de los parásitos internos. Entendí que ver el bosque en su grandeza me daba libertad, generé una coloración para camuflarme y me inventé un olor desagradable para quien me atacaba. Un día, incluso me salieron alas,?
A veces creemos que tener seguridad es sinónimo de caparazones, aceptamos que arrastrarnos por el suelo es vivir, estamos convencidos de que la piel nos confortará de amenazas externas y nos rodeamos de un fluido invisible que no nos deja ver más allá de nosotros. Preferimos el miedo a la creatividad, a reinventarnos constantemente. No vemos que la energía se genera intramuros, obviamos que el ser ligeros nos hará movernos, avanzar, ser más ágiles, aprovechar nuestras ventajas, alcanzar nuestros objetivos. No vemos que Cicindelas y Caracoles solo se parecen en su nacimiento.
Queramos o no, tenemos que vivir en una sociedad donde convivimos con parásitos y depredadores, donde a veces los árboles no nos dejan ver el bosque, donde las montañas las vemos imposibles de alcanzar, donde los ríos fluyen con tanta fiereza que los consideramos constante peligro. Ahora es el momento de decidir si eres Caracol o Cicindela, si quieres comer o acabar en el gaznate de alguien, si quieres romper tus propios límites, vencer tus propios miedos. Anímate a observarte desde fuera, sin caparazones que no te dejen mover, sin viscosidades que desfiguren lo que puedas llegar a ser. Arriésgate a quererte cómo eres y no te dejes vencer porque eres más pequeño que los demás. Conviértete en el rey del bosque con apenas 2 cm,?
En cualquier caso: Tú decides,?
A los pequeños Erwing y Wellington (y a todos aquellos que quieran cambiar de C)