Crisis de ansiedad. Así, como suena. Y que es normal. Pues me lo explique, por favor, porque yo pensaba que era un tipo corriente y nunca había tenido de esto. Es más, lo de que me tome un pastilla todas las noches? un ansiolítico, sí; por mucho que a usted y a las estadísticas les parezca de lo más común? pues como que no. Que yo antes estaba perfectamente sin tener que meterme drogas de curso legal, con el pijama puesto ?eso sí- y después de cepillarme los dientes. A mí, ya digo, los síntomas me parecen más de un tío cansado al que se le acumulan las tareas. Que no me da la vida, vaya. Que esto le pasaba mucho a las madres y se tomaban un "optalidón", un café con leche y seguían poniendo lavadoras, friendo gallos para la cena y dándote con la zapatilla para que no hicieras de rabiar a tu hermano. Pero nada, que ahora te da un mareíllo, te entran unos sudores, unas náuseas sin vómito, no encuentras aire para respirar y ¡zas! Crisis de ansiedad. ¡Qué fácil! Y claro, se arregla con una pastilla, como todo. ¡Facilísimo! Pastilla para los nervios, pastilla para dormir. Mucha gente la toma, no te preocupes. Receta al canto. Que te va a venir fenomenal, insiste la galena. Pero como soy de mí mismo curioso, inquieto, y no acabo de fiarme ?están los tiempos para pocas fianzas- me da por leer el prospecto del fármaco. Y paso de la ansiedad al pánico: "Se sabe que cuando se utilizan benzodiazepinas pueden ocurrir efectos adversos sobre el comportamiento tales como inquietud, agitación, irritabilidad, agresividad, delirio (incoherencia de las ideas), ataques de ira, pesadillas, alucinaciones, psicosis (pérdida de contacto con la realidad) o conducta inapropiada. También pueden aparecer trastornos respiratorios y trastornos cardiacos (incapacidad del corazón para expulsar la cantidad de sangre necesaria), incluyendo parada cardiaca". Y por si esto fuera poco, aunque pueda servir como eximente, excusa y justificación sobre el grado de estupidez que he podido alcanzar estos días, el prospecto me avisa claramente de que "el uso de benzodiazepinas puede conducir a una dependencia física, incluso en dosis terapéuticas". O sea, que he pasado de la ansiedad a la drogodependencia por 1,62 euros. Así, como suena. Y no, no necesito pastillas. Lo que necesito es tomarme la vida con calma, aprender a decir que no, comer con un poco de cabeza y darle alegría al cuerpo con un poco de movimiento. Tanta tontería, tanta medicación. Ni crisis de ansiedad, ni doctora, ni pastillas, ni ná de ná.
Mañana empiezo en el gimnasio. Ya os contaré qué tal.
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