Como consumidor-espectador, pero también como músico, quiero plasmar en este artículo, como veo yo el estado actual de la música en vivo en nuestra ciudad.
No cabe duda que venimos de unos años malos, con poca programación en directo en locales pequeños. Parece que hace unos pocos años todos los conciertos aquí, y en todas partes, eran en grandes formatos. En la época de las vacas gordas había dinero para todo, y por Salamanca pasaban todas las grandes estrellas del momento, con sus magníficos cachés, que los Ayuntamientos, también el nuestro, pagaban sin problemas.La situación ahora ha cambiado, la crisis ha dejado las arcas de los ayuntamientos vacías, por lo menos para contratar grandes figuras. Hemos entrado en otra dimensión, lo que se podría llamar "conciertos en pequeño formato". Esto coincide en Salamanca con un resurgir musical, aparecen bandas por doquier, y muchas de ellas con mucha calidad. No voy a dar nombres, eso lo dejaré para otro artículo.
De repente en nuestra ciudad se está creando una oferta de "Música en directo" en pequeños locales (bares, cafés) que quieren ofrecer algo más, que no quieren que sus clientes sólo beban. Eso está genial, los músicos estamos encantados, pero tanto la mayoría de locales que apuestan por la música en directo, como los músicos echamos de menos algo.
Echamos de menos una normativa, que de una vez por todas, regule esto. No es posible que el local "X" pueda hacer conciertos porque sus vecinos se lo permiten, y el local "Y" no pueda porque hay un vecino que se queja. ¿Por qué no regulamos esto de una vez como han hecho en otras ciudades?. Tómese nota de lo que han hecho en Londres: cualquier local con menos de 200 personas de capacidad puede organizar un concierto, en unas condiciones y con determinado horario.
Es imposible que los cafés, bares, etc que quieran ofrecer música en directo puedan acondicionar, insonorizar el local y pagar una licencia de este tipo. Señores, sentémonos los músicos, Ayuntamiento y locales interesados y hablémoslo, regulémoslo, dejemos ya de estar unos (cafés, bares) y otros (músicos) en este estado de ilegalidad permanente. Creo que con un horario razonable, con unos decibelios razonables, es posible que esta oferta de música en vivo, que la hay, y mucha, tenga cabida en nuestra querida ciudad.
Los músicos tienen que tocar, una banda no puede sólo tocar en su local de ensayo, necesitan mostrar lo que hacen, y necesitan hacerlo, no en la clandestinidad de un bar, necesitan hacerlo con todas las garantías.
Creo que en una ciudad como Salamanca, cuna de saberes y ciudad culta donde las haya, hay otro ocio posible que no sea sólo el de salir a emborracharse cada fin de semana, que no diré yo que de este agua no beberé, pero hay otra oferta, hagamos que sea legal.