Cada día en mi ciudad algo cierra, se volatiliza, se quita o nos lo quitan, ya casi no es noticia, se vende o se alquila, que encima ni lo uno ni lo otro como bien dice ese letrero ajado por el tiempo. Yo no sé si es que todo era gasto insostenible o el verdadero desgaste es vernos cada día privados de algo que servía. Quizá los Reyes Magos vinieron regalando al niño más juguetes de los que pedía, no creo que más de los que necesitaba. ¡Un palo, un palo! Que grita con entusiasmo el niño del anuncio, pues eso, que un palo es lo que nos han dejado estos magospara que le echemos imaginación, encima dicen.
Fundación Rupérez, Adelanto, Caja Duero obra social, FACIL, a medio gas el Da2, CAEM, salas de exposiciones, teatro? como la santa compaña.En los funerales culturales, mi ciudad, apenas llora. Casi siempre fueron muertos que le vinieron de arriba, muertos de otro, que no llegan a más que a un cabezazo de acompañamiento ante la sentida pérdida, de despedida y para que nos vean.
En la muy culta siempre hemos sabido que nacemos aprendidos, y ese desdén infecta y enfermiza. Otro desdén es el que desde firmamentos y academias se le tiene a lo más llano, que nunca pintó nada en estos temas más allá de la Rosca y el bollo maimón, que nunca decidió levantar plazas, ni escuelas ni conventos aunque sí prestó sus manos de "mandao" por un triste jornal.
Me apena lo poco que se añoran magníficas exposiciones, (Neobarrocos, Comer o no comer, Mona Hatoum, Erwin Olaf, Roland Fischer?) conciertos o funciones memorables y aún más como con naturalidad nos retrotraemos a unas culturas pacatas, provincianas donde parece que lo único importante es que el centro del cultivo sean algunos pedantes que entienden la cultura solo como un motivo para establecer diferencias, clases, desniveles, o sea la cultura de los patatos. (Como el Word no me admite este palabro, sean boniatos).
Ya sé que pasaron los tiempos de los fastos, la edad de oro, la cultura del espectáculo, que hay que administrar el gasto, pero en tiempo del desgaste, el despilfarro debe transformarse en inversión, el espectáculo en formación, lo que no debemos es desgastar la cultura en culturilla, ni el esfuerzo en vaguería.
Creo en una cultura que hace crecer al hombre, excelsa, profunda, compartida, esforzada, solidaria, justa, amante del progreso del conocimiento, del gozo de los sentidos, de la apertura de mentes.
Si algo debiera de tener claro esta ciudad es que su historia se macla en la cultura y también su futuro. Alguien dijo, a pesar de la contradicción, que cuando oye la palabra cultura sale corriendo, la verdad es que en mi ciudad cuando te das cuenta de los que muchos entienden por cultura midiendo su ñoñez, no queda otra que iniciar el desgaste definitivo y empezar a abonar la tierra con nuestra ruina, no queda otra que morir.
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