No me cabe duda que bajo la copa frondosa del arte encuentra cobijo todo lo que anhela su fresca lozanía, su protección, y sobre todo ese marchamo de prestigio que la palabra arte ha generado en siglos.
Me da la impresión de que antes, la definición de arte era mucho, pero mucho, más concreta que hoy, que casi la dificultad estriba en definir lo que no es arte. ¿Qué cosa no podría encontrarse nunca en un museo de arte? (Intente responder).
La muestra que acoge el Palacio Quintanar de Segovia, comisariada por José María Parreño se titula precisamente así: "A la sombre del árbol: Otro arte" ydesde el pasado 19 de diciembre ha cubierto este tiempo de fiestas y se prolongará hasta el 23 de febrero, fecha memorable para tratar de zanjar cualquier exposición. Como supongo que el árbol referido no va a ser solo el árbol navideño y yo como en estas texturas y tesituras suelo escribir sobre arte y aledaños, en él lo concreto, con sus diversificadas ramificaciones muy dispares y realizadas con todo tipo de materiales y objetos: textiles, cerámicas, pantallas, palabras, instalaciones, madera, muebles, fotos, performance, juegos, complementos y moda. Que yo corto y pego de la nube de referencia.
Lo que ya me resulta algo pomposo es lo de "Otro arte," pues a mi edad lo he leído tantas veces, siempre tratando de inaugurar una nueva definición que desde los dadaístas y Duchamp creo que carece de sentido. (Aunque si verdaderamente fuera otro apelo a un cambio inmediato de vocablo y que en vez de arte se le llame con otro nombre, por ejemplo Dionisio.)
Decir que en esta muestra exponen su obra entre más de ochenta autores, artistas salmantinos, como Hugo Alonso, Mikha-ez?Pero lo que me mueve a navegar por estas líneas, es la cartela o slogan que anuncia el evento. Leo:Exposición que pretende plantear un debate sobre la delgada frontera que separa la artesanía del arte. Navegar o divagar me da lo mismo, que tampoco pretendo llegar a puerto.
He oído nombrar al artesano, como arte-sano, supongo que alabando el oficio lejano a improvisaciones y supercherías. También nombrar al artesano como "arte del ano", que quizá se refiera a la posición de reposo de ese elemento mientras la cosa se fabrica. Quién a la pintura clásica, incluidos Sorollas, Murillos, Zurbaranes ha llamado artesanía, para distinguirla de una mermelada hecha Merde d'Artiste, contenu net 30 gr, conservée au natural, más respetable y sublime. Quien desecha toda manualidad como arte y quien sublima un quehacer repetitivo a categoría universal. No está clara la cosa. Más bien parece una lucha resentida entre el "oficio y la creatividad" y dentro de esta entre "arte y diseño" de lo que también brevemente me apetece hablar.
Mis primeras impresiones sobre la delgada frontera que plantean entre arte y artesanía son que no va a ser delgada sino difusa, diluida, indeterminada, que aplicado a frontera es como decir que no hay confines y sin confines no defines. Una cosa es una esponja seca y un bol de agua que marcan frontera y otra esa esponja empapada como un artista que absorbe técnica y oficio, que desde fuera y con tanta humedad es difícil distinguir al agua del animal. Mi opinión es que desde dentro sí, que el artista sabe cuando no se resuelve todo con oficio, cuando el arte en el que creo le obliga a dar un paso más hacia lo que desconoce, a percibir y a dialogar con su propia obra, a veces como un extraño en busca de preguntas y pequeñas respuestas como hallazgos, que antes no existieron y que le confirman un cierto crecimiento en su decoro como autor. Que es lo mismo que decir que cuando hay arte, el arte siempre cae del otro lado del oficio, del lado de lo que no sabes de lo que desconocías, de lo que los antiguos, muy antiguos, llamaban inspiración, cuando distinguían el artista del que hacia un cesto y hacía cientos.
La principal ocupación del Palacio segoviano de Quintanar es el diseño y goza de prestigio su buen hacer, así que no me cabe insistir en viejas coletillas-¿diseñas o trabajas? Por injustas y porque aquí, en este pozo, está ya muy difícil trabajar.
Cuando se enfrentan estos dos términos, arte y diseño, suelen saltar algunas chispas. Reconozco en ello cierto lio y no suele ser correcto llamar creativo al que se considera artista, o regatearle el artisteo al diseñador, de la mismaforma que se puede llamar querida a la esposa y no querida a la querida, parece como si el creativo fuera un ser sensible, moderno hasta exquisito, pero con un destino tan superficial que solo puede encontrar sus metas en la utilidad, mientras que en artista, más allá de la mera apariencia de su obra puede abrigarse con términos como concepto, política, denuncia, agitación, concienciación, y aunque frecuenten un mismo mercado uno lo hace desde la estética funcional y el otro le trae al pairo toda cuestión práctica pues lo suyo es el significado simbólico no tanto estético como diferencial.
Como hasta yo mismo veo que me puedo acabar liando, me voy a socorrer con un artista-diseñador-un tanto provocador, Eyal Burstein,desde su estudio de Berlín, sabe que su obra se ve perjudicada cuando su gobierno le aplica un 19% de IVA si es diseño y solo un 7% cuando es arte, y que los que deben calificar son agentes de aduana siempre con cierta autoridad. Advierto que aquí ya no se plantea otra disquisición bizantina, sino euros y sagrados impuestos, nada baladí. Así que se las tiene que ingeniar. A veces una silla o bancada se desmonta en piezas, como, las de su colección "beta" para Swarovski, con diamantes enormes simulados, que desmontados sin ensamblar carecen de esa utilidad. Otras una mesa con los vértices de sus pirámides hacia arriba hacen inservible su tabler,(debe ser arte) y giradas 180 grados recupera la práctica planicie de una mesa normal.
Pero la gradación se ve más clara en sus sillas "Chaminals", la verde de asiento perpendicular paga un 19%, la roja de asiento imposible solo un 7% y se ha atrevido al diseño de una azul intermedia para ver si le aceptan solo un 12% para poderla facturar.
Nada es nuevo, a lo más práctico del arte siempre se las llamó artes aplicadas. A Dan Flavin y Bill Viola, les abrieron unas cajas que iban para la Galería Haunch of Venison, en la aduana y las despacharon como material eléctrico. Ya no quiero incidir más en todo ello, más cuando algunos piensan el arte engloba todo lo que se hizo prácticamente inútil, con esa intención. Que yo no, que para mí aunque suene antiguo, muy antiguo, el arte pertenece al mundo de la inteligencia, la belleza, la inspiración y la emoción, y con esas premisas ya lo entiendo suficientemente útil y no necesito más divisiones ni definición.
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