Para comenzar esta primera opinión, un buen tema, real como la misma vida, para un hecho que está sucediendo y se nos presenta con la mayor de las gravedades de futuro para quienes viven en los pequeños pueblos.
Recojo algunas de las denuncias que comparto con todas mis fuerzas, condenando la agresión total que supone para el medio rural la ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local.
- Dicho proyecto va a producir un efecto devastador sobre las poblaciones y los territorios rurales de nuestro país con muy graves consecuencias para las generaciones futuras. La disminución de competencias a los ayuntamientos, es la antesala de su supresión y en los últimos 40 años hemos visto cómo los pueblos que han perdido su ayuntamiento se han despoblado de modo irreversible.
- El reforzamiento de las Diputaciones, concentra las decisiones en esta Institución provincial, se privatizará la prestación de servicios alejando la generación de empleo de los pueblos, encareciendo los precios y facilitando la corrupción entre empresas y partidos gobernantes. Bajo la apariencia de ahorro y de querer disminuir una deuda inexistente en la inmensa mayoría de los pequeños municipios, se pretende forzar, con el apoyo de esta Institución, la desaparición de la población de los territorios rurales.
- Privatización encubierta de casi 4 millones de hectáreas de patrimonio comunal que hunde sus raíces en la Alta Edad Media y que han permitido sobrevivir a multitud de generaciones; constituyen algunas de esta denuncias a enfrentar sin remedio.
También algunas propuestas que apuestan por la supervivencia de los pueblos:
- Protección de los ayuntamientos con presupuestos acordes a la prestación de los servicios que ofrezcan.
- Garantizar la participación ciudadana en los ayuntamientos.
- Garantizar la continuidad de las entidades locales menores, y su patrimonio.
- Potenciar las mancomunidades voluntarias de servicios que hayan demostrado su buen funcionamiento.
- Eliminación de las Diputaciones provinciales.
- Establecer una política de nuevos pobladores y por tanto de reequilibrio territorial, de manera que favorezca a los pueblos pequeños, y que haga posible la vuelta al campo.
Inmensa tarea por hacer, cuando el rostro de cada persona del medio rural tiene nombre y dignidad. Y, cuando a todos estos que aprueban la ley, cada persona les importamos nada.
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