Desde que di el "sí quiero" a los compañeros y amigos de Salamanca RTV no he dejado de darle vueltas a cómo titular este rincón. Y como ahora andamos más conectados que nunca, he hecho una encuesta a mi alrededor. Muchos, muchísimos han sido los amigos, conocidos, contactos y adheridos que han querido aportar su luz para bautizar este rincón que hoy arranca con vocación de desahogo personal aunque transferible.
Son dos décadas atado semanalmente a la columna. Veinte años escribiendo trescientas palabras cada siete días. Casi un millar de textos que empezaron como "Crónicas enclaustradas", siguieron "Con dos terrones" y se extendieron durante dos lustros en formato digital bajo el epígrafe "Es lo que tiene".
Pues bien, los que me sufren porque me quieren, han bombardeado mi vida virtual con propuestas para inaugurar este rincón que desde ya es especial. "Algo sobre la esperanza, la fe y la confianza. Déjame pensar que estoy pasando el aspirador", comentaba mi buen amigo Amador desde su cueva ?tal cual- de Valencia. "El pozo de los humos", apuntaba Goyo Fermoselle desde Zamora haciendo un guiño a Las Arribes donde resucito cada primavera. Desde Lima, en Perú, otro Goyo -mi hermano- aportaba varias opciones: "Te pega "Heartland" (tierra del corazón) también "De profundis", o "Entre abrazos". También podría ser "Y sin embargo te quiero", o "Ni te imaginas", o "Dímelo tú". Y Carlos Moro, desde Tarragona y demostrando que no hay que hacer caso de las palabras de los amigos me lanzaba unos piropos inmerecidos: "Con tu capacidad de contar lo que nadie cuenta, y tu firme compromiso con un periodismo que está en decadencia? yo lo titularía: "Lo que nadie quiere contar" o "Lo nunca dicho". En fin, estoy convencido que lo valioso de la nueva columna no será el titular, sino lo que nos dirás debajo de él, juntando las letras como nadie". Isidro Catela, salmantino de pro en la villa y corte, haciendo un alarde de ironía y parafraseando al maestro Mariano José, propone "Vuelva usted la semana que viene". Aunque después de este estreno no sé si alguno repetirá.
Han sido muchas las propuestas para encabezar este recuadro. Gracias a todos. De verdad. También a los que me tenéis por un incontinente verbal, por un sanador de olvidos, por un juntaletras de fiar, por un hombre que deshace entuertos y que se indigna con esperanza. Os debo otra.
Al final, y después de una rápida charla tecleada con mi compadre pucelano Víctor Vela, me suelta que le ponga "Qué bonito está todo". Y me lo explica tan maravillosamente que le pido permiso para fusilarle en mi primer texto:
"Qué bonito está todo. Los chavales con camiseta verde y sin beca de comedor. Qué bonito está todo. Las enfermeras sin tiritas, las listas de espera sin espera. Y sin esperanza. Qué bonito está todo. Los universitarios sin futuro, y con un presente tasado. Los parados parados. Las grúas arrodilladas y los violadores en la calle por culpa de Estrasburgo. Pues sí, amigos, pero qué bonito está todo".
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