Regresa la tradición de las Madrinas en una remozada ermita del Humilladero

Los vecinos de Bogajo, especialmente, ellas, lo tenían muy claro. Querían recuperar su tradicional fiesta de las Madrinas, celebraciones que un día gozaron de un privilegio especial y cuyo interés fue desvaneciéndose conforme avanzaba el nuevo milenio debido, especialmente, a la ausencia de mozas casaderas. Estas eran las encargadas de honrar al Niño en el segundo fin de semana de octubre, pues el primero estaba dedicado a la Virgen, y eran Madrinas ya en matrimonio, cuatro cada día.

Así las cosas, recuperar las Madrinas en plenitud no era tarea fácil, por no decir imposible ante la ausencia de mozas, pero en cualquier caso su regreso tenía que ser especial. Y ante tal empeño no había mejor ocasión para dar vida de nuevo a la ermita del Humilladero, templo que ha permanecido cerrado durante tres décadas y que tras la recuperación de los antiguos lavaderos que se sitúan al pie, conforman uno de los rincones más místicos de cuantos encierra esta localidad, y que no son pocos.

Y con este objetivo, y durante varias jornadas, decenas de vecinas y vecinos han contribuido con su trabajo para dejar la ermita en condiciones que permitiera celebrar las Madrinas. Así que este domingo se cumplían sendos deseos, y la satisfacción de este logro quedaba reflejado en la mayoría de las caras que asistían a los actos religiosos de la mañana.

La fortuna de presentarse ante la Virgen del Rosario como sus Madrinas recaía en María Rosa Román Cotrina y Alejandra Flores González, casada y casadera, y aunque ninguna nació en el valle del Yeltes, ambas mantienen raíces en Bogajo y estrechos lazos en la localidad. Bajo los sones de la gaita y el tamboril de Arcadio, la comitiva partía del Ayuntamiento en pasacalles en busca de cada una de las madrinas, para continuar el paseo camino a la ermita.

En el Humilladero se celebraría una misa presidida por la Virgen del Rosario y oficiada por el sacerdote natural de Bogajo José Luis Bravo, una ceremonia concelebrada con el párroco de la localidad Jesús Gutiérrez. Concluida la eucaristía tenía lugar la procesión hasta la iglesia parroquial, acto que contaba además con la presencia de representantes de la Corporación municipal con su alcalde, Javier Castro, al frente y portando la vara de mayordomo.

Tras depositar la imagen de la Virgen del Rosario en la iglesia, los vecinos dieron cuenta de un convite de productos tradicionales en el que no faltaron los chochos y el buen vino.

Esta tarde, a partir de las 17.00 horas, tendrá lugar el Santo rosario y el ofertorio, además de la subasta de ramos realizados con melapios y rosquillas.