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El Obispo publica un original libro de poemas sobre la Diócesis
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El Obispo publica un original libro de poemas sobre la Diócesis

Actualizado 08/06/2014
Redacción Ciudad Rodrigo

El volumen dedica poemas a medio centenar de rincones de Ciudad Rodrigo y a todos los pueblos de la Diócesis

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Todos los participantes en la sesión de trabajo del sábado de la Asamblea de la Diócesis de Ciudad Rodrigo se fueron a sus casas con un regalo: un libro de poemas escrito por el Obispo Raúl Berzosa, que está precisamente dedicado a la Diócesis Civitatense.

El libro, titulado 'Ciudad Rodrigo: temporal y eterno, ciudad y pueblo, esencial y concreto' se compone de varias partes, cada una de las cuales se inicia con un poema de otro autor (Jesús Tomé, Cristóbal de Castillejo y Jesús Nieto, además de otro del escritor mexicano Doménico Cieri Estrada para la introducción).

En la primera parte, titulada 'Ciudad Rodrigo esencial, Ciudad Rodrigo concreto' se presentan poemas dedicados a más de medio centenar de espacios de la ciudad: desde la Catedral al Convento de San Francisco pasando por el Río Águeda, los Parques de La Florida y de La Glorieta, La Colada, la Plaza de toros y el Cine Juventud, o las Tres Columnas.

Sobre éste último monumento, Berzosa indica que 'Columnas romanas, hoy, en la Avenida de Salamanca./Desplazáis el sueño medieval a la primera historia./Y retáis a una población, señorial y adormecida./En volumen vertical, hacéis guiños a la imaginación./Formas luchando en continuidad y ruptura./Diálogos con otros tiempos, vuestros y ajenos'.

La segunda parte se titula 'Ciudad Rodrigo ciudad, Ciudad Rodrigo pueblo' y está dedicada a todos los pueblos que componen la Diócesis Civitatense, que el Obispo va mencionando por Arciprestazgos.

Dentro del apartado dedicado al Arciprestazgo de Argañán, se recoge por ejemplo 'Martillán, Sexmiro, Alberguería y los Castillejos,/caminos de frontera, de ida y vuelta./Puertas añejas y siempre abiertas', y dentro de la página dedicada al Arciprestazgo de Águeda, se dice 'Fuenteguinaldo suena a origen,/a puntal de Castilla y a cuna grande./Sigue siendo brújula para el peregrino'.

La tercera parte es un poema más largo, titulado 'Ciudad Rodrigo eterno, Ciudad Rodrigo en el tiempo', una de cuyas partes indica 'Verme en su hermosura,/sentirme en su corazón/y amar todo lo suyo./Volver a redescubrir el Ciudad Rodrigo,/humano y cristiano,/para vivir su misma vida./Sólo así, sin dejar de ser lo que es,/crecerá en hondura el hechizo y el misterio'.

Tras las tres partes principales, hay un último poema, en forma de epílogo, en el cual Berzosa solicita que: 'No dejéis que olvide estas tierras/si un día tengo que pisar, por obediencia, otras./No dejéis que olvida estas experiencias,/cuando mi memoria, tal vez, ya no sea memoria'.

El volumen, ilustrado con grabados de monumentos de Ciudad Rodrigo obra de Leónides Velasco, se cierra con lo que el Obispo califica como "palabras de aliento y esperanza".

En primer lugar, Berzosa indica que Ciudad Rodrigo no puede ser "la ciudad de la nostalgia ni de los recuerdos del ayer ni de 'la espera continua'", pidiendo que la ciudad no se resigne al desaliento ni a la sola supervivencia. De igual forma cree que hay que agotar "todos los medios" para encontrar trabajo y forma de vivir para los más jóvenes, considerando necesaria "la solidaridad fraterna", acompañando "a los nuevos crucificados de hoy" (los pobres, desprotegidos y excluidos).

El Obispo también cree que "no podemos ser el pueblo de la 'muralla' sino de las puertas abiertas; no puede ser la Diócesis de los 'museos' sino de la vanguardia, porque es necesario mirar atrás pero sin estancarnos". En este proceso, "no debemos inmovilizarnos en ideologías y prejuicios pasados", reflexionado que "todos vamos en el mismo tren de la solidaridad y de la búsqueda del bien común".

Berzosa concluye expresando que hay que hacer de la Diócesis "un hogar familiar (donde todos nos sintamos a gusto), una escuela (donde todos aprendamos de todos), un taller (para experimentar y apoyar iniciativas de futuro) y un pórtico (para acoger nuevas iniciativas y personas)", teniendo presente que "la Diócesis Civitatense es un lujo para esta tierra".

Aquellas personas interesadas en hacerse con un ejemplar del libro pueden ponerse en contacto con la Diócesis de Ciudad Rodrigo.

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