El ya Obispo Emérito de Ciudad Rodrigo estuvo unos 35 minutos despidiéndose uno por uno de todos los asistentes
La Catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo acogió en la tarde del sábado la misa de despedida de Raúl Berzosa Martínez como Obispo de la Diócesis Civitatense después de casi 8 años en el cargo (fue nombrado el 2 de febrero de 2011). Al mismo tiempo, la eucaristía en la Seo sirvió para despedir al que ha sido Administrador Apostólico con sede Plena durante los últimos 7 meses, Francisco Gil Hellín, que ha sido relevado por Jesús García Burillo, que desde este domingo asumirá ese cargo de Administrador Apostólico aunque con sede Vacante.
La marcha de Berzosa se produce tras haber presentado voluntariamente al Papa Francisco su renuncia a seguir como prelado de la Diócesis, continuando -como apuntó a los medios de comunicación al concluir el acto- en el retiro temporal que le fue concedido por el propio Pontífice a mediados del pasado mes de junio. Los fieles mirobrigenses esperaban que Berzosa les ofreciese algún tipo de explicación o mera reflexión sobre todo lo ocurrido, pero no la hubo, en una eucaristía que por cierto ya tuvo carácter de domingo, mencionándose de este modo la festividad de San Sebastián.
De hecho, fue una misa 'bastante normal' salvo por algunos hechos, como que por ejemplo la Catedral registró una amplísima asistencia de fieles, además de ser concelebrada por buena parte del Presbiterio Diocesano, además de por algún sacerdote invitado como el Padre Ángel. La homilía del que queda como Obispo Emérito de la Diócesis hasta que le den otro cargo (si se llega a dar ese caso) fue -como él mismo la definió- "breve" porque "hace frío" y porque quería dar a todos los presentes un abrazo al salir de la Catedral, como así hizo finalmente.
La homilía
Durante esa homilía, Berzosa expresó que no quería "ningún protagonismo; fuera pomposidad, fuera victimismo, porque el foco de atención no es mi persona, es Jesucristo y la belleza de una Iglesia que está aquí reunida". La única mención 'concreta' a su retiro fue cuando manifestó que "en estos 8 meses de retiro os he llevado en mi corazón, en mi cabeza, por todo lo recibido; porque he recibido una fecunda herencia de esta tierra".
Berzosa, quién recordó lo que dijo Juan XXIII de que sólo hay que vivir el presente, "amando y sirviendo", mencionó que ha hablado con el Papa y su entorno, para transmitirle que "ésta también es su Iglesia, la Iglesia de la Periferia" y que "estamos al día como Iglesia en lo que el Papa nos pide". Según su propia definición, durante estos años la Iglesia de Ciudad Rodrigo "ha hecho un camino sinodal".
En la homilía, el Obispo Emérito Civitatense dio las gracias "con sinceridad", remarcó que hay que ser "cristianos del siglo XXI, caminando con Jesucristo en el corazón", e hizo "una profesión de fe renovada en esta Iglesia Nuestra". Finalizada su intervención (que duró 12 minutos), los fieles le brindaron un aplauso, que en cierta medida 'rechazó': "entiendo que el aplauso no es para Raúl, sino para el siervo del Señor".
Para cerrar, pidió una oración especial para Efraín Peinado -por su próxima Ordenación Sacerdotal-, y para los administradores apostólicos saliente y entrante, Francisco Gil y Jesús García Burillo.
La despedida
Para concluir la celebración eucarística, tomó la palabra el Vicario de Pastoral de la Diócesis, José Manuel Vidriales, al que Berzosa nombró para el cargo en septiembre de 2012 -junto a Tomás Muñoz Porras como Vicario General-, como recordó el propio Vidriales, quién señaló que "nos nombró vicarios para servir, no para presumir y nos pusimos mandiles de sirvientes". Durante este tiempo, "hemos hecho un trabajo duro, con entrega".
Vidriales -quién intervino porque "hay palabras que si se quedan dentro del corazón se pueden perder"- expresó que Raúl Berzosa "tiene todos mis respetos sin reserva alguna y todo mi afecto eterno", haciéndolo extensivo a toda la Diócesis. El Vicario de Pastoral añadió que trabajar a su lado ha sido "gratificante y enriquecedor", mostrándole su agradecimiento por "su paso por estas parcelas de la Iglesia Diocesana" (repasó los 7 arciprestazgos diocesanos) y "su paso por nuestras vidas".
Por último, Berzosa obligó a hablar a Francisco Gil, quién manifestó que "ojalá no hubiera hecho falta estar aquí, pero me alegro a posteriori de haber estado, por haber renovado el espíritu de pastor directo". Tal y como recordó Berzosa, él fue Vicario de Pastoral en Burgos con Francisco Gil de Arzobispo.
A continuación, todos aquellos que quisieron pudieron despedirse personalmente de Berzosa, en una larga ronda que duró 35 minutos. Durante la misma, hubo tiempo para bendecir a algún recién nacido, a algunos niños más, para las lágrimas de varios fieles, y también para la entrega de un christmas y de algún obsequio al Obispo Emérito.