CIUDAD RODRIGO | Desde el país vecino llegó un pasacalles, y desde la lejana Hungría, un doble espectáculo
Los espectáculos que se desarrollaron en la tarde del Jueves de Feria al aire libre (dejando a un lado el segundo pase de Calor en la pista de Bolonia) tuvieron una clara característica en común: su llegada desde el extranjero. Una de las propuestas llegó 'de cerca', desde Portugal, mientras que la otra lo hizo desde bastante lejos, desde Hungría, aunque 'para compensar', esa propuesta fue doble.
En orden cronológico, tuvo lugar antes el pasacalles de la compañía Projectos de Intervençao Artística, que llevó por título Entremundos. En el mismo se recreó un universo de vivos y muertos con unos seres entre el purgatorio y el limbo, que hicieron un viaje por un universo imaginario inspirado en la Muerte.
El pasacalles comenzó junto a la Plazuela de San Salvador, donde estuvieron alrededor de la mitad de la duración del espectáculo para posteriormente iniciar un trayecto por Cardenal Pacheco, Julián Sánchez, Plaza Mayor, calle Madrid y Plazuela del Conde. Durante el mismo, hicieron paradas en la confluencia de Cardenal Pacheco con Julián Sánchez y en la Plaza Mayor, además de en la Plazuela del Conde, donde los seres cogieron las riendas de unos esqueletos de gran tamaño con los que finalizó el espectáculo a las puertas de la Casa de la Cultura.
Concluido ese pasacalles, algunos espectadores ya se fueron directamente a coger sitio para ver el siguiente, en un emplazamiento novedoso: el tramo del Paseo Fernando Arrabal comprendido entre la Puerta del Sol y el Cuerpo de Guardia de San Pelayo. Allí, aprovechando como lienzo la muralla, la compañía húngara Bandart Productions ofreció un doble espectáculo consecutivo -con un breve parón entre medias-, mezcla de baile y técnicas digitales a cargo de los artistas Katalin Lengyel y Szabolcs Tóth-Zs.
El primero de los espectáculos llevó por título Dancing Graffiti, en el que se combinó la danza con el arte de graffiti digital, para presentar la evolución de un personaje desde su nacimiento hasta que descubre poderes internos especiales. A continuación, fue turno para el montaje Comenzó con un baile, en el cual unas manos 3D gigantes jugaron con la protagonista como si fuera un títere, creando un intrigante dúo.
Al mismo tiempo que tenían lugar estos espectáculos de Bandart Producciones, la Sala Esmark acogió el montaje Violeta, de la compañía Teatrapo, que también tuvo como eje la danza con clave femenina, en este caso para reivindicar un lugar sin barreras.