Éxito de público y excelente representación de los templarios en Hinojosa de Duero

Pero no sólo es un viaje en el tiempo. Es toda una grata sorpresa, todo un regalo y toda una oportunidad. Algo que en los tiempos que corren a veces no se consigue ni con actores profesionales.

A los caballeros templarios se les encomendaba la custodia de un territorio, generalmente en zonas fronterizas.

La noche anterior a su ingreso en la Orden, velaban armas, sin comer ni beber, y sin vestir hábito religioso alguno. Esa noche era de un discernimiento total sobre la vocación y si se tenía lo que se tenía que tener para ser un Caballero Templario, como una opción total de vida -y no sólo de valor ante el combate.

Son las 23.00 horas. La Ermita del Cristo de la Misericordia, aguarda en silencio a pesar de estar llena de vecinos de Hinojosa. Dicho silencio trata de evocar un respeto y un fervor religioso que hoy, en general, se ha perdido; por tanto para poder entender bien de que se trata ese discernimiento hoy en día, podríamos hacer la comparación con la vocación de un joven actual que quiera entregar su vida a servir exclusivamente a los demás, sabiendo que su vida está en serio peligro en cualquiera de los actos que dicho trabajo le va a suponer. ¿Nos imaginamos a nosotros mismos meditando una noche sobre si dejarlo todo exclusivamente para entregarlo por completo a otros?

¿Nos imaginamos lo que puede ser valorar si vale la pena dejar a un lado el formar una familia, el tener descendencia en pos de entregar toda tu vida en proteger la de las mujeres y niños de los pueblos cercanos ante las amenazas de fuera?

Resulta demasiado difícil comprender quizás en la sociedad tan individualista que hemos creado y en la que vivimos que espíritus tan altruistas tuvieran cabida hoy por hoy, pero sin embargo es muy probable que a nuestro alrededor aún se mantengan muchas vocaciones reales tanto en profesiones civiles, militares y religiosas, que trabajando en silencio entregan su tiempo, vida por los demás?

La representación va avanzando. El aspirante era llamado hasta el Altar para pedir la incorporación en la Orden del Temple, se le indica si está dispuesto a formar parte de la institución? si está dispuesto a cumplir el lema del Templario "No para nosotros Señor, no para nosotros, pero por la Gloria de tu Nombre".

Cuando dice que sí, abandona toda su vida anterior y se le viste con el uniforme Templario. Ya no pertenece a sí mismo, sino a la Orden y a todo el espíritu de servicio que la misma inspira.

De nuevo surgen los ejemplos en mi cabeza de entrega total a mi alrededor pero se le añade al contemplar a toda la gente tan joven que ve la obra en medio de la preciosa Ermita, cómo estarán comprendiendo lo que están viendo sin el prisma tanto de la fe como del contexto histórico en el que dichos actos tuvieron lugar.

Es curioso pues como estos hombres y mujeres, cada uno con una profesión distinta, no solo regalan a su pueblo media hora de representación en homenaje a aquellos Caballeros Templarios que durante unos cuantos años atrás protegieron los territorios que ahora son suyos, sino que nos regalan la oportunidad de meditar sobre los valores de entrega absoluta y altruista en nuestra sociedad de hoy, así como del respeto a las tradiciones de fe.

El silencio mientras se viste al aspirante es un símbolo del respeto total y absoluto a los "actores", a lo que se está viendo.

Entre ellos están graduados sociales, funcionarios, autónomos, informáticos, arquitectos, estudiantes?, pero durante estos minutos de sobrecogimiento al son de la música gregoriana que envuelve el excepcional marco de la ermita, son Templarios reales que nos regalan la oportunidad de valorar hasta qué punto cada uno de nosotros puede entregarse dar lo mejor que llevamos dentro a todos aquellos que nos rodean a diario.

Tener la posibilidad de brindar a todo el público, la oportunidad de interpelarnos así en la vida de cada uno de nosotros, es lo mejor que estos actores regalan cada año en su magnífica representación?

Y para muestra un botón, parte del juramento que al final de la investidura recitaban todos los Templarios renovando así su espíritu de servicio? Léanlo pensando en la sociedad de hoy en día?

"Juro delante de todos, de vivir y de morir con honor. Juro combatir la iniquidad y socorrer a mi prójimo. Juro igual en el combate como en la paz, que ningún caballero será considerado por mi como enemigo, aunque sea adversario. Juro fidelidad al Temple y esforzarme en perpetuarlo. Juro respeto a las damas, veneración a las madres, protección a los niños y ancianos, asistencia a los enfermos y a los necesitados. Juro respetar la fe de otros y buscar más, la verdad que la gloria, el honor que los honores?"

Después los Caballeros abandonan la ermita envueltos con el mismo silencio y respeto con el que entraron. Sin embargo el eco de un gran aplauso de reconocimiento, agradecimiento y admiración por su obra de sus paisanos, les acompañará hasta la escenificación del año que viene.