Han identificado rutas clave y 'cuellos de botella' críticos para la supervivencia de animales como el lince ibérico, el oso pardo o el lobo, señalando zonas prioritarias para la restauración ecológica en Salamanca, Zamora y Valladolid.
¿Cuáles son los caminos que utiliza la fauna para moverse por el territorio? ¿Existen barreras que impiden su paso? Para dar respuesta a estas preguntas, un ambicioso estudio científico está analizando las zonas de paso del lince ibérico y otras 19 especies de mamíferos en la cuenca del río Duero. La investigación se enmarca en el proyecto europeo OET Durius, cuyo fin es crear un Observatorio Ecológico Transfronterizo para proteger la biodiversidad del territorio.
El trabajo, que abarca las provincias españolas de Salamanca, Valladolid y Zamora y las regiones portuguesas de Do Douro y Das Terras de Tras os Montes, busca determinar si la conectividad ecológica es adecuada para que las especies puedan comunicarse y prosperar, o si sus rutas naturales han sido interrumpidas por infraestructuras humanas.
La Universidad de Salamanca, junto a la Fundación Santa María la Real y la asociación portuguesa Palombar, lidera esta fase del estudio. Por el momento, los investigadores de la USAL han completado el análisis de la conectividad de nueve mamíferos de mediano y gran tamaño, y se prevé estudiar al menos otras once especies en los próximos meses.
El análisis se ha centrado en identificar las áreas núcleo, zonas óptimas para las especies, y la dificultad del terreno para su movimiento. Gracias a ello, se han elaborado mapas de conectividad que revelan los caminos teóricos más apropiados para cada animal. Las nueve especies ya estudiadas son:
Según el estudio, especies de menor tamaño como el lince, el gato montés, la gineta, el corzo o el tejón disponen de una red de corredores más densa, lo que facilita la interconexión entre sus poblaciones. En el caso de la nutria, su red es aún más tupida al estar ligada a los cursos fluviales.
Sin embargo, la investigación ha lanzado una advertencia clave. “En ocho de las nueve especies analizadas, hemos identificado algunos cuellos de botella o lo que es lo mismo, zonas críticas para el paso de fauna”, explican desde la Universidad de Salamanca. Estas áreas vulnerables, aseguran, “deben ser prioritarias para realizar acciones de restauración ecológica”.
El análisis conjunto revela que los corredores de mayor valor ecológico se concentran en el oeste del área de estudio, especialmente en zonas montañosas y de ribera como La Cabrera, Sanabria, La Culebra, Montesinho, Arribes del Duero, las riberas del Yeltes y Águeda, así como otros cauces del suroeste de Salamanca, la Sierra de Gata o la Peña de Francia.
En contraste, la zona este, más agrícola y humanizada, presenta una conectividad mucho menor debido a la fragmentación de los hábitats. En esta área, los corredores se limitan principalmente a las riberas de los ríos y a las escasas zonas semiforestales.
Toda la información recopilada servirá para crear una plataforma digital, un visor gráfico que funcionará como un Observatorio Ecológico Transfronterizo, permitiendo la consulta y actualización de datos. Además, el proyecto OET Durius contempla pequeñas actuaciones de renaturalización para recuperar elementos clave para la biodiversidad, como muros de piedra, linderos, pequeños humedales, fuentes o bosquetes.
El proyecto cuenta con un presupuesto de 1.573.013 euros, financiado en un 75% por el programa Interreg VI-A España-Portugal (POCTEP) 2021-2027. El grupo de trabajo se completa con la participación de la Asociación Ibérica de Municipios Ribereños del Duero (AIMRD), el clúster Hábitat Eficiente AEICE, el Ayuntamiento de Zamora y las entidades portuguesas Comunidade intermunicipal Do Douro (CIM Douro) y Comunidade intermunicipal Tras Os Montes (CIM-TTM).