LAS ARRIBES
Actualizado 14/08/2024 19:04:13
Ester Corredera

La historia del Conde de Lumbrales, Ricardo Pinto da Costa, de su vida y de su vía (el tren que comunicó Salamanca con Oporto a través de la Línea férrea del Duero) es actualidad por la publicación de la novela 'Carbonilla. La vía del abuelo', escrita por el lumbralense Francisco Caro.

A finales del siglo XIX el oeste salmantino, el far west provincial, vivía uno de los acontecimientos más importantes y esperanzadores de su historia reciente. El tren, el transporte del futuro, llegaba a la estación de La Fuente de San Esteban, continuaba por Boada, pasaba por Villares y Villavieja de Yeltes, cruzaba por Bogajo, se deslizaba por Cerralbo y Olmedo, entraba en Lumbrales y se adentraba en las Arribes del Águeda y Portugal tras superar los pueblos de Hinojosa de Duero y La Fregeneda.

Uno de los culpables de ese hito fue Ricardo Pinto da Costa, un destacado empresario portugués, casado con una lumbralense, a quien Alfonso XIII le concedería el título de conde de Lumbrales por sus servicios a la provincia. La historia de Pinto da Costa, de su vida y su vía, es actualidad estos días por la publicación de una novela, Carbonilla. La vía del abuelo”, escrita por el lumbralense Francisco Caro.

¿Qué es Carbonilla?

Carbonilla es el recuerdo de una época que, los que tenemos cierta edad, todavía vivimos, aunque no podría decir que disfrutamos, porque entonces no éramos muy conscientes, al menos yo no lo era, de lo que significaba, de lo que supuso su construcción, de la belleza del paisaje que recorría. Es mi pequeño homenaje a quienes hicieron posible la vía férrea, pero también mi protesta y mi lamento por quienes firmaron su muerte sin darle ninguna opción y por quienes asumimos ese abandono con nuestro silencio.

El título de la novela…, porque es una novela, ¿no?

Sí, bueno, más o menos. Una historia novelada. La primera idea fue sacar a la luz toda la documentación que tenía, pero finalmente decidí que más que informar, que también, me apetecía entretener. Tampoco tenía demasiada información, no he investigado en archivos históricos, pero sí la suficiente para crear, o recrear, la trama de una época histórica apasionante. Me apetecía mucho compartirla, que la gente la conozca, porque sólo conociendo las cosas se puede llegar a quererlas.

El título de la novela es doble: ¿por qué Carbonilla?, ¿tiene algún significado especial?, ¿quién es el abuelo?

Bueno, el abuelo es el Conde, obviamente. Y hablo del abuelo porque quien nos está contando gran parte de su historia es la nieta, Francisca Pinto da Costa. Parte de la trama se basa en el hallazgo, en los archivos del Ayuntamiento de Lumbrales, de una entrevista realizada cuarenta años atrás, donde la nieta rememora la figura de su abuelo y aquellos primeros años del ferrocarril en la comarca. Lo que vivió y lo que le contaron sus padres.

¿Y Carbonilla?

Carbonilla es el recuerdo, la añoranza, lo poco que queda de aquellos casi 100 años que el tren circuló por esta vía. Quedan los puentes y los túneles también, y un paisaje de película… Sí, su esqueleto. Pero eso sólo es un fósil si lo llevamos a un museo, que es para lo que está quedando. La belleza de la ruina. Pero la vía pide otra cosa, la vía necesita vida.

¿No cree que la iniciativa de Diputación -'Camino de Hierro'- ya se la está dando?

Está intentando darle 'otra' vida. Muy loable, por su parte, pero insuficiente y desenfocada, en mi opinión.

¿También habla de Camino de Hierro en su novela?

Sí, de Camino de Hierro, de la Casa del Conde, de su familia, de su calle, de Oporto, de las esperanzas que generó la construcción en todo el oeste salmantino, de la tragedia que rodeó la monumental obra, las epidemias, los altercados, el abandono, Tod@vía…

¿Tienes prevista ya alguna fecha para presentar la novela, ahora que vienen las fiestas patronales de Lumbrales?

Ya la estoy presentando ahora (sonríe). No, no me van las presentaciones. Me siento mucho más cómodo escribiendo, y creo que la mejor presentación es la propia lectura de la obra. No podría decir nada en un acto público de una hora que mejorara lo que he escrito, reescrito y meditado durante meses. Espero que la gente lo entienda y me disculpe.

Pero en redes sociales sí la está promocionando.

Sí, está desde hace unas semanas en Facebook e Instagram. Es distinto; ahí puedo hacer resúmenes, añadir fotografías, canciones… Incluso se ha creado un grupo para recopilar ideas, información y propuestas que puedan contribuir a devolver a la vía el lugar que le corresponde.

¿Cuál es ese lugar?

Pues el que la mayoría queramos que sea. Tenemos una joya, un diamante en bruto, que podría ser el mayor Parque Temático sobre el Ferrocarril del siglo XIX. Por ejemplo. Podríamos convencer a algún director de cine para que contara su historia. El paisaje, la infraestructura, los murciélagos o el drama de la inundación del primer túnel por una tormenta en pleno mes de junio, por citar sólo algunos ejemplos, permitirían lucirse a directores como Bayona, que podrían recrear escenas espectaculares.

¿Habrá segunda parte?

Nunca se sabe, pero es difícil, salvo que esta iniciativa sirviera para sacar a la luz más datos. Seguro que todavía hay personas que trabajaron en esa línea que atesoran información y anécdotas que enriquecerían enormemente el relato.

La novela parece que está teniendo buena acogida. Por el momento está disponible en la tienda Infotur, de Lumbrales, y en el link https://www.infotur99.com/product/13986825/carbonilla-la-via-del-abuelo. Próximamente también se podrá adquirir en alguna librería de Salamanca y en la plataforma de la editorial Círculo Rojo.

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