Tras el pasacalles de mujeres y niños, en la Plaza se procedió a la despedida de la sardina 'Zorrina' bajo los acordes de la canción de Nebulossa, acto al que siguió la degustación de sardinas y chorizo asado
Mujeres vestidas de luto y el Chema portando la cruz que presidía el ataúd donde reposaba Zorrina, protagonizaron este miércoles en Villarino el tradicional entierro de la sardina, acto que pone fin a las celebraciones del Carnaval en esta localidad ribereña del Parque Natural Arribes del Duero.
Minutos antes de las cinco y media de la tarde comenzaban los preparativos del entierro en las escuelas viejas, para seguidamente comenzar el popular pasacalles presidido por el concejal Francisco Andrés en el papel de cura y con Lucía Salamanca y Arancha Álvarez como ayudantes en la ceremonia para oficiar el responso y el resto de actos funerarios en recuerdo a la sardina Zorrina, demostrando un gran sentido del humor.
Así y en medio de las correrías de los más pequeños y los sollozos de las más emocionadas plañideras por la marcha de la sardina, la ‘procesión’ llegaba a la Plaza, lugar donde el sacerdote y su ayudante oficiaban la bendición de los presentes, hasta que Zorrina fue arrojada finalmente a las llamas como símbolo de su paso al más allá.
Entre tanto, no faltaron escenas de humor como la comunión ofrecida por el cura a sus feligreses o canciones populares, entre ellas El Burro del Tío Silguero, más popularmente conocido como el burro de Villarino, o el baile a ritmo de 'Zorra' en honor a Zorrina, la canción de Nebulossa que es ya todo un himno y que precedía al baile de populares rumbas con las que acababa el entierro.
A continuación, el público asistente daría cuenta de cuatro cajas de sardinas y unos 10 kilos de chorizo asados a la brasa de la lumbre realizada en la Plaza, todo regado con vino de Arribes o refrescos al gusto.