En mitad del Alto Douro Patrimonio Mundial de la Humanidad, la villa más antigua de Portugal domina el accidentado paisaje productor de la mayor cantidad de vino de Oporto
En el núcleo de la Denominación de Origen Porto y Douro, en el corazón del Alto Douro Vinatero, Patrimonio Mundial por la Unesco, el concejo de São João da Pesqueira desenvuelve su vida diaria en torno al vino.
Con una gran superficie de viñedos, es el mayor municipio vitivinícola de los 21 que componen la DO. Y el mayor productor de vino de Oporto del mundo.
Tan cerca del Duero que une España y Portugal y, a la vez, tan lejos de todo, São João da Pesqueira tiene la esencia del río ibérico: a la vuelta de cualquiera de sus infinitas curvas, nos abraza el silencio.
Hay barcos, rabelos y de crucero. Hay ferrocarril, el atractivo Tren del Duero tiene parada en la estación de la Ferradosa, a la vera de su playa fluvial, y estos días estivales también surca el valle el Histórico do Douro. Aquí está la impresionante mole del Embalse da Valeira, sustituyendo al Cachão donde casi se ahoga la Ferreirinha, -que mucho por aquí bregó, combatiendo la filoxera y plantando viña americana-, en el mismo fatal accidente donde murió el barón de Forrester, en uno de los muchos naufragios acontecidos en este río, antes de ser desbravado con esclusas.
Hay historias de viña, de mujeres y hombres del vino, de distinguidas familias aristocráticas, de otras vinateras, que dieron origen a míticas marcas.
Aquí, enclavados en mitad del Douro, rodeados de un paisaje de vértigo hacia los cuatro puntos cardinales, se habla en todos los idiomas, los de los viajeros que llegan con curiosidad por conocer la Rota do Vinho do Porto, por experimentar las catas en cualquiera de las más de 60 casas vinícolas, -entre los 2.138 productores de vino registrados en São João da Pesqueira-, que tienen abiertos al público viñedos, lagares, fincas, bodegas.
Llama nuestra atención el Palacio de Cidrô, una casa de campo con jardines al más puro estilo inglés, en medio de una campiña formada por unas 150 hectáreas de viña. Actualmente propiedad de la Real Compañía Velha, estuvo ligada en origen al Marqués de Soveral, figura oriunda del Valle.
Conspiraciones políticas, rencores y envidias rodearon en otro tiempo a familias nobles pesqueirenses con poder en la corte, siendo los Távora uno de esos linajes con raíces ancestrales en São João da Pesqueira.
En la capital de concejo nos esperan las solariegas casas de la Rua Direita, precedidas por el barroco impresionante, al estilo Nasoni, de la Casa do Cabo, una de las mansiones más bellas del Duero. El poderío civil, militar y religioso está simbolizado en la Praça da República, con la Capilla de la Misericordia adosada a la casa palaciega que fue de los Távora, y el arco y la torre defensiva, únicos vestigios de la fortaleza genuina, de los tiempos en que el Valle fue árabe. O la sorprendente Rua dos Gatos, el origen de São João da Pesqueira en una angosta calle en pizarra y granito, con felinos acechando al forastero, donde se asentó la judería en el medievo.
Esta zona fue repoblada con leoneses tras la Reconquista, consiguiendo fuero entre 1055 y 1065, de manos del rey leonés Fernando I El Magno, convirtiendo a la villa norteña en la más antigua de Portugal, según los investigadores, anterior incluso al nacimiento de la nación. Un fuero que vendría a ser confirmado después por el primer rey portugués, Afonso Henriques.
El río nos trae hasta el muelle de Ervedosa do Douro, en el Parque das Bateiras, a la altura de la desembocadura del río Torto en el Duero. La carretera nacional EN222 viene desde Vila Nova de Foz Côa y nos conduce hasta el cruce de caminos que nos hace elegir entre Pinhão y Régua, a ras de río.
Subimos y bajamos, en una sucesión de curvas sin fin, por un paisaje accidentado. No hay otra opción que visitar estas tierras sin prisa. No podemos dejar de detenernos en cada mirador, -y hay muchos señalizados, pero aquí cualquier alto deja unas vistas que nos hacen parar, el coche y el pensamiento-, en el de Frei Estevão se extiende ante nosotros la campiña surcada de viñas en bancales, formando una enorme escalinata, desde la orilla hasta el cielo.
El 50% de las viñas de São João da Pesqueira están plantadas en terrazas, que aquí llaman "socalcos". De ellas, el 20% son considerados viñedos en altura. El terroir, predominantemente esquistoso, junto con la diversidad de microclimas del Valle, -con las sierras de Marão y Montemuro haciendo de cortavientos atlánticos-, y la remoción de tierras previa a la construcción de muros, le confieren a estos suelos condiciones únicas en el mundo para el cultivo de la vid.
Por todas estas características naturales, culturales y socioeconómicas, el Alto Douro Vinatero fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en 2001, en una extensión de 24.600 hectáreas.
Históricamente, la Región Demarcada del Douro se dividió en tres subregiones: Baixo Corgo, Cima Corgo y Douro Superior, aglutinando dos denominaciones de origen: los vinos fortificados (vino de Oporto) y los vinos Douro.
São João da Pesqueira se integra en la subregión de Cima Corgo, en la margen sur del Duero, y en el concejo se cultivan las castas más representativas de la DO, como la Touriga Nacional, Touriga Franca, Tinta Roriz o Tinta Barroca, en tintos; y la Viosinho, Malvasía Fina, Gouveio o Rabigato, para blancos, entre muchas otras.
Hasta 110 castas de uva están presentes en la DO Porto y Douro, la denominación de origen más antigua del mundo (1756), auspiciada por el Marqués de Pombal, con vínculos en la Pesqueira. Una denominación de origen que actualmente abarca más de 250.000 hectáreas a lo largo del río Duero y sus principales afluentes por la derecha y por la izquierda, de Barqueiros a Barca d´Alva, en la misma frontera con Salamanca.
Todo esto y mucho más nos explicarán en el Museo del Vino de São João da Pesqueira, un gran edificio de llamativa arquitectura semicilíndrica, vestida de madera en el interior, para dar la impresión de estar dentro de una cuba de vino. Los audiovisuales responden a muchas de nuestras preguntas, y la visita culmina apreciando los matices de un Oporto. Aquí aprenderemos las diferencias entre los diversos vinos de Oporto y qué es lo que hace que algunos de estos licorosos sean tan exclusivos.
Río arriba, San Salvador del Mundo nos domina, nos atrae, se impone con su fuerza telúrica, granítica, con su retama de leyenda casamentera, la Fraga del Diablo, las capillas, las chumberas, …El viento sopla siempre en este alto. Nos comunica el poder del Duero, aparentemente domesticado, que saca su carácter cuando se le molesta.
Por todos lados hay cipreses que marcan límites y apoyan el trabajo de los muros en piedra seca, obra humana de las más admirables de Portugal. Un trabajo de domesticación realizado con la misma constancia que el río en su curso.
Aquí todo el mundo hace vino, por vocación o por afición. La armonía del paisaje es fruto del pragmatismo. En la sencillez radica su belleza. Aquí no se viene sólo a beber vino de Oporto, que lo hay en todas partes, aunque no deja de ser muy sugerente paladear un port-tonic en alguno de los sunset organizados en cualquier deslumbrante enclave de la región. Aquí hay historia; vino, aceite y frutales; un paisaje ribereño de los más bonitos de Portugal y el bagaje cultural de las gentes del Duero.
Por muchos cruceros, muchos pasajeros de tren, por muchos amantes del slow driving y muchos aficionados al enoturismo, el Valle del Duero se planta e impone el respeto que merece. A base de silencio.