SOCIEDAD
Actualizado 08/08/2023 00:37:36
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El pregón fue pronunciado durante la noche del lunes en la Plazuela del Buen Alcalde

ESTIMADO SEÑOR ALCALDE; miembros de la corporación municipal; pregonero del Martes Chico de 2023; pregoneros de años anteriores en esta festividad; amigos y vecinos de Ciudad Rodrigo.

Con inmensa gratitud regreso a esta ciudad para pregonarla desde sus más íntimos latidos con el arte de las letras. Con inmensa gratitud ocupo de nuevo uno de sus ilustres atriles para aventar su noble nombre a toda parte. Y con inmensa gratitud, también, quiero buscaros, a vosotros mirobrigenses, con los ojos para mostraros la admiración, el respeto y el cariño con que veo y siento todo lo que sois, todo lo que representáis, todo lo que esta bendita tierra, gentil y generosamente, me ha dado.

Gracias, alcalde, por ofrecerme ser, una vez más, de Ciudad Rodrigo pregonera. Una ciudad que he podido descubrir y pensar desde otros pregones y en otros escenarios: el del Bolsín Taurino Mirobrigense (2012) y el de la Peña del Alguacilillo (2015). Una ciudad que me trae cada mes de enero, por San Sebastián, al madrinazgo de mis queridísimos amigos de la Gutenberg. Una ciudad a la que me unen intereses y afinidades culturales: el Centro de Estudios Mirobrigenses, la poesía de Aída y Tomás Acosta, la música de José Ramón Cid Cebrián y Manuel José Gutiérrez, la pintura de Carlos García Medina, el arte de José Revilla, el oficio periodístico de Fernando Domínguez, Casamar, David Rodríguez, Adrián Martín, Rebeca Jerez, Silvia García o la “Cultura con Arte” de Sonsoles Salazar… Una ciudad que, en tantas ocasiones, me llama en gratísima amistad desde otros muchos nombres a los que no me atrevo a citar, para no dejar, imperdonablemente, sin citar algunos. Una ciudad que, como Embajadora de la Marca Ejército, me invita a acompañarla en el izado de una bandera, que es bandera de Ciudad Rodrigo, bandera de Salamanca y bandera de España.

VENGO TRAS LA VOZ DE UN MARTES que ya nos llama a los pregones de sus calles. Vengo al rumor del encuentro de las gentes y al alegre bullicio de un histórico mercado. Vengo de un pueblo de poco más de allá, siguiendo la estela de esta noche que hoy se redondea en la giba menguante de la luna y donde las estrellas han comenzado a encender sus estatuas de luz para que hombres, mujeres y niños de todo lugar, encuentren el camino que les ha de traer mañana a la gran fiesta del comercio del Martes Mayor de Ciudad Rodrigo.

He querido escribir con el corazón para que cada palabra se haga una caricia sobre la que es vuestra identidad cultural, esperando despertaros en un ayer de tradiciones y recuerdos, que yo querré hacer también un poco mías. Porque la cultura verdadera no está en leer o escribir libros, sino en conocer el pensamiento y la historia de las gentes de un lugar, para comprender cómo han sostenido y sostienen su espíritu y personalidad como pueblo, renovando, infatigablemente y día a día, los vínculos con su propia comunidad y sus alrededores, sin cerrar puertas o fronteras, sin menospreciar lenguajes, sin marginar vecindades o desatender a los que tantas veces llegan hasta aquí desde muy lejos.

Ciudad Rodrigo ha demostrado tener fuertes raíces en su historia y sus tradiciones, y se distingue especialmente por su forma de compartirlas con los otros. De ahí que esta ciudad merezca tener muchos pregones; de ahí que sea orgullo y seducción para muchos pregoneros, porque mucho y bueno es lo que Ciudad Rodrigo tuvo, mucho lo que tiene y mucho lo que deseo que tenga en adelante que anunciar.

Ya hubo quien dijo que la tradición no es solo el pasado, ni está en el presente, ni siquiera en el porvenir. La tradición es una herencia que exige una conquista permanente, un llevar la historia y la cultura de un pueblo mucho más allá de las generaciones y de los tiempos, para que los sabios del mañana puedan formular sus hipótesis y revelar sus verdades al mundo, sin olvidar las gentes y los tiempos del ayer y del hoy.

El pregón de esta ciudad es lo que la diferenciará de otras ciudades, lo que nunca será objeto de globalización, lo que se escribirá para enaltecerla y darla a conocer en los más remotos rincones. Y, como agradecida y orgullosa pregonera, desde el primer momento, este ha sido mi propósito: pregonaros desde lo que por carácter personal y don de gentes sois; pregonaros desde la historia secular que os ha forjado como pueblo; pregonaros desde el Conjunto Histórico Artístico de vuestro hermoso patrimonio monumental; pregonaros desde vuestros valores culturales; pregonaros desde lo que por derecho merecéis.

Vengo a decirle al mundo que existe, no uno, sino muchos Ciudad Rodrigo y que en cualquiera de ellos todo forastero va a sentirse como en casa. Vengo a decirle al mundo que mañana, 8 de agosto, es Martes Mayor: martes de comerciantes, martes de artesanos, martes de hortelanos y martes de encuentro festivo, en tierra acogedora de gentes de bien y de buena voluntad. Vengo a decirle al mundo que, casi cinco siglos y medio después de aquel 21 de agosto de 1475 en el que los Reyes Católicos concedieron a esta ciudad el privilegio de un mercado franco, para los martes de toda semana y por siempre jamás, mañana, sí, mañana, Ciudad Rodrigo abrirá las puertas para todos y a todos recibirá con su alma sencilla, tan generosa y cercana, como hospitalaria.

LA TRADICIÓN MÁS ANTIGUA DE LOS MERCADOS nos remite a aquellos pregones cantarines de callejones, explanadas y plazuelas, donde todo se vendía con la pericia y la buena garganta de mercaderes, buhoneros, chalanes y hortelanos, mientras balaban las ovejas llegadas por la cañada de merinas y los ciegos rasgaban las vihuelas y feriaban sus letrillas, a viva voz, con relatos de rencores o romances de amor, sucedidos, tal vez sí, tal vez no, en otros pueblos y aldeas.

Pero toda tradición tiene su viaje en el tiempo imparable y se adentra en los nuevos siglos con nuevas formas de hacer, sin detenerse en los relojes. Algunos viejos oficios -los aguadores, los recolectores de sanguijuelas, los vendedores ambulantes de velas, los lecheros- han ido desapareciendo, y otros se han visto obligados a mutar para adaptarse a los actuales modelos de consumo.

Mantenerse en la actividad de mercado y comercio tradicional exige muchísimo esfuerzo y muchísimo corazón, porque lo fácil es dejarse arrastrar por la inercia de la nueva era y echar la tranca a la puerta. De ahí que siga siendo importantísimo defender y promocionar el comercio local desde todas las instituciones para preservar, no solo sus valores económicos, sino esos valores humanos que son parte de la identidad y la trama social de un pueblo. Porque existen hechizos que jamás podrán alcanzarse con las nuevas tecnologías. Aunque sepamos que no podemos vivir de espaldas a ellas, dado que aprisa perderíamos el paso y nos quedaríamos solos en el camino y sin futuro alguno.

Cuando yo concluya este pregón, a este escenario subirá la familia del “Bazar Satur”, protagonista de una historia comercial de 85 años, que, más allá de sus libros de crédito y de débito, más allá de las hojas de relación de inventario, se ha escrito con las gentes de Ciudad Rodrigo, con las gentes de la comarca, con las gentes de no se sabe dónde, pero gentes al fin. Gentes con las que se ha compartido la gran aventura humana de la comunidad, de la existencia, de la familia, del trabajo y de la vida; desde sus prosperidades y momentos felices; desde sus reveses, lágrimas y dificultades.

Manuel, Ángela y Lidia serán esta noche algo más que un homenaje a todo lo que representa el comercio tradicional de Ciudad Rodrigo, porque en ellos muchos de vosotros regresaréis a viejas confidencias y estampas de esta ciudad, a chácharas y vecindades que despertarán su voz en vuestra memoria, como también lo harán en la mía, aunque yo no sea de aquí. Pero eso, ¿qué más da?

Soy hija también de padres comerciantes, ferretería incluida, y sé lo que es estar detrás de un mostrador, atender y conversar con la clientela, y llevar los cuadernos de cuentas. Sé lo que significan las relaciones personales en la tienda, pesar puntas o recogerlas con un imán cuando la caja se caía al suelo; sé lo que es montar un escaparate y anunciar con espumillones y bolas de colores la llegada de la Navidad. Sé, en definitiva, lo que es trabajar en el comercio tradicional y por eso me enorgullece anunciar este martes de exaltación a lo que yo tanto le debo y, por reconocimiento y respeto, a lo que mi familia ha sido.

Y además poder hacerlo aquí, en esta Miróbriga que ha sabido comprometerse con sus festividades y tradiciones culturales, y llevarlas con muchísima dignidad a la economía de su ciudad: San Sebastián (que ¡viva la Gutenberg y el santo patrón!), el Carnaval del toro (¡que viva el Bolsín Taurino Mirobrigense y todas las peñas del carnaval!), la Fiesta de la Charrada (de Interés Turístico Regional), la Semana Santa, la Feria de cerámica y alfarería, la Feria medieval; la Feria del Caballo y demás ferias ganaderas… Y, asimismo, la Feria de Teatro de Castilla y León, con la que se ha logrado que Ciudad Rodrigo sea uno de los mejores escaparates de la industria de las artes escénicas.

Mañana martes, los comerciantes saldrán a las calles con la alegría y el orgullo de que el proceso de construcción artesanal de la plaza de toros del Carnaval haya sido declarado Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial. Mañana martes, Ciudad Rodrigo volverá a ser música, historia y gentío para que en esta ciudad nunca callen las palabras. Mañana martes también, desde las rocas de Siega Verde, bramarán los toros del sol para que no se los eche en el olvido y puedan ser parte del motor económico de Ciudad Rodrigo y su comarca. Mañana martes, con júbilo exclamaremos:

¡Bendita sea la ciudad que huele a historia, a cultura, a comercio y a vida!

Mirobrigenses, salid a contaros al mundo porque el mundo os necesita. Mirobrigenses, permitid siempre que vuestros hombres y mujeres custodien vuestro pasado y vuestra personalidad para que de la Antigua, Noble y Leal ciudad de Ciudad Rodrigo podamos seguir diciendo los pregoneros que merece llegar con salud y progreso a la eternidad.

Y si así lo queréis, mirobrigenses, gentes de fuera, amigos todos, gritad conmigo:

¡Viva el Martes Mayor de Ciudad Rodrigo y sus comerciantes!

¡Viva Ciudad Rodrigo!

¡Viva Ciudad Rodrigo!

¡Viva España!

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