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GUIJUELO
Actualizado 29/04/2022 10:17:13
Carlos Cuervo

Ambos se consideran "hermanos" y han logrado el ascenso en un año en el que han recordado viejos tiempos como los de la UDS

En el mundo del fútbol hay historias muy bonitas y la de Toti y Piojo es una de ellas. Los mejores amigos se han reencontrado muchos años después en el Guijuelo y han podido vivir un ascenso. Por ello, SALAMANCA AL DÍA ha juntado a ambos futbolistas para hablar de la temporada, su éxito y su relación desde aquellos lejanos tiempos en las filas de la UDS.

“Sigo mirando atrás y lo que hemos conseguido es muy difícil. Esto no se vive todos los años. Ha sido una temporada dura, aunque ha salido casi todo perfecto y hemos disfrutado”, empieza diciendo el jugador más adelantado sobre el campo. Mientras, su compañero argumenta que “la gente coge la prensa y ve que el Guijuelo va ganando todas las semanas, pero ha sido difícil. Hemos jugado hasta tres competiciones y hay que darle mucho valor a este campeonato. El día que más feliz nos he visto fue el del ascenso, pero también ha habido otros como la final de Copa Federación o el del Rayo”.

Además, Daniel García, el nombre y apellido de Toti, echa la vista atrás y esboza una sonrisa al hacer memoria: “Mi familia y yo teníamos muchas ganas de estar en España después de seis años fuera. Estoy al lado de casa y he jugado con un buen amigo mío, que era una ilusión que tenía. Lo echaba de menos y he disfrutado de cada día. Piojo es como un hermano para mí. Cuando estás fuera, la gente se olvida un poco más de ti, pero él siempre ha estado pendiente. Nos hemos apoyado en los buenos y en los malos momentos. Siempre decíamos que ‘qué bonito sería volver a coincidir en nuestros últimos años de fútbol’, y cuando nos hemos juntado han pasado buenas cosas. Era una ilusión y la he cumplido. Tomé la decisión de volver y no me arrepiento”.

Por su parte, el defensa no se queda atrás y asegura que “lo de Toti lo ha hecho todavía más especial. Ha sido un regalo volver a jugar y disfrutar juntos. La amistad la hemos tenido siempre y le tengo un aprecio personal y deportivo de por vida. No creo que haya habido un día en el que no hayamos hablado en este tiempo que ha estado fuera. Puede que sea la amistad más especial de todas las que me llevo del fútbol”.

Entre tanto, cabe destacar que Piojo fue una figura importante en el hecho de que Toti recalase en las filas del conjunto chacinero, puesto que su íntimo amigo se encontraba en la ciudad y aprovechó la oportunidad de unir caminos. “El Guijuelo reunía todos los requisitos para ser feliz y cuando yo firmé, a Toti se le presentó la oportunidad y le piqué un poco para venir. Ninguno nos arrepentimos de esa decisión. Ha sido un muy buen año a nivel deportivo, personal e institucional. Poco importa así la categoría. Más que influir, sí que les puse en contacto. Las partes se entendieron y el amor por Toti me puede. No me metí en las negociaciones. Fui el hombre más feliz del mundo”, relata mientras se ríe el curtido jugador.

A pesar de la distancia y todo lo que ha pasado en los últimos tiempos de sus carreras profesionales, a ninguno se le han olvidado aquellos años en la extinta UDS. Por ello, Toti dice que “tengo muchísimas anécdotas de cuando íbamos a la pretemporada con el primer equipo, de las cenas… Casi siempre nos dicen ‘¿por qué seguís hablando en el entrenamiento si venís en el coche juntos? Y yo les digo que es porque tenemos que recuperar mucho tiempo’. Hemos vividos grandes cosas”.

Sin embargo, los 34 años de Toti y los 32 de Piojo ya les empiezan a hacer pensar en la retirada, aunque los dos son de creer que si el cuerpo aguanta, toca continuar hasta que pase lo contrario. Y no hay que olvidar que los ‘hermanos’ quieren seguir jugando juntos en el Guijuelo. Cuestión de tiempo si nada se tuerce porque tienen la ilusión de dos canteranos.

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