Lluvia.
Tierra mojada.
Círculos concéntricos en ríos, lagos, charcos, que se expanden y aumentan su caudal.
Gotas salpicando las barandillas, el alféizar de la ventana, el escalón del umbral?
Resbalando a tirones en los cristales, deslavazando las imágenes del exterior, emborronando los edificios, los paisajes.
Lluvia llenando de círculos más oscuros la arena seca de la playa, sumando de agua dulce lo salado del mar.
Gotas delicadas que se posan en las plantas, que se deslizan de hoja en hoja y se esfuman con prisa. Gotas fuertes que salpican tras chocar con las piedras, que rebotan en las balaustradas, que oscurecen las fachadas sin dejar de repicar.
Pequeñas cascadas, revoltosas, en el pedregal, regueros que corretean, ávidos de experiencia, por el suelo, hasta hacer un manantial.
Limpiando la atmósfera, lluvia, agua que purifica por dentro. Olor a húmedo, a tierra mojada, lluvia en los pulmones, sensación de bienestar.
Sonidos calmados que con pausa se suceden, tintinean en el tejado y poco a poco apresuran sus pasos? Estruendos que se acercan, riachuelos que se forman chapoteando al caer, y unen sus fuerzas, estremecen sus quejas, se agolpan en chasquidos que galopan hasta el mar.
Tumulto de tempestades, embestidas del cielo que siguen sin parar.
En las calles, soledad. Colores de algún paraguas. Nada más.
Y de nuevo calma, cascabeles, suaves notas de un piano, de un arpa? gotas en la cara, charcos en la tierra, sensación de humedad?
El suelo recorta retales de historia, trozos de vida, reflejos de dicha? Las sonrisas que produce la lluvia sin avisar llenan de brillos la ciudad.
Escampa. La gente resguardada sale del soportal.